17 julio 2007

BLANCOSAZULES DEL AMOR


A ti puedo decirte que el silencio es una montaña interminable y sin esquinas, un punto horizontal y por millas que trasciende y nos trasciende, en esta hora fugaz de dudas y clamores.

A ti puedo decirte que ya no hay hora más allá del tiempo y que vencen los
minutos para respirarte por encima de esta secuencia de segundos ensortijados que se amarran a nosotros para atraparnos en una ininterrumpible eternidad.

A ti puedo entregar esta lámina invisible, más que invisible hecha de palabras metálicas y grises que ensordecen nuestros oídos a la hora de confundirnos con la verdad, en medio de la mentira, de las lluvias y las historias que murieron antes de ser contadas.

Lo mismo digo de los desiertos cuando se inundan por la lluvia de una mirada acuosa y extensiva que se emplaza y nos emplaza sobre la arena dorada de esos cuerpos calcinados que quizás éramos nosotros en la adversidad de una ventisca parcial y sustanciosa.

Es el amor definitivamente.
Son los rayos de lluvias
Son las gotas de sol
Es el blindaje de la nostalgia
Son las lágrimas cuadriculadas
Es el llanto, la risa y el dolor.

A ti puedo decirte en este bullicio que busco
Entre brisas polvorientas y soplos de luces mortecinas
La verdadera caridad de un beso; el pleonasmo de una vocal helada
Reconstruida y fabricada, procesada y masticada,
a partir de la última partículas del sudor sexual de tu cuerpo.

Lo mismo digo de la virginidad; la que fue tuya antes de ser mía, de la paternidad de nuestros sentimientos; de esas angustias del color de la hierba
Cuando los campos se extienden en las orillas de los ríos cristalinos.

Del deseo
de la punta de la virtud desconstruida,
de los pálpitos mortales y estremecidos
de la resta de todas las sumas: quizás de la alquimia, la fama y la firma
de los inocentes, aquellos que invocaron en el centro de la tierraque el aliento era tan único y blanco, como el orgasmo, la poesía y la pasión.

11 julio 2007

El Cine: pasión desconcertante


Desde que yo era chiquito, el cine siempre se consideró un vehículo de entretenimiento por excelencia, que nunca fue superado y sólo la lectura de buenas obras literarias podía competir con las películas que se exhibían los domingos en la matinee, aunque no creo que muchos carajitos estuvieran interesados en la lectura.


Los filmes eran vistos sin criterio crítico y mucho nos gustaban las patadas y las escaramuzas de los samuráis y de los guerreros del Templo de Shaolin o del grupo del Dragón, las películas en boga por estos años, la década de los ochenta estaban protagonizadas por Bruce Lee, Jackie Chan y luego se agregaron otros astros de las artes marciales, con su buena pizca de humor. Ese cine pueblerino es llamado por la nostalgia.


Nos reuníamos en el parque Duarte-el nombre en honor al padre de la patria Juan Pablo Duarte- vestidos con nuestros pantaloncitos cortos y nuestras camisas de poliéster, para presenciar esas películas, sólo para divertirnos. No había el criterio de cinéfilos, con el que mucho tiempo después algunos de los chicos del grupo se hicieron, hablando de las genialidades de Almodóvar, de Luis Buñuel-cada uno en su contexto- de Alfred Hitchcock, de Brian De Palma y hasta de Robert Redford con su fiebre de cine independiente, luego de sellar una carrera de chico dandy de la meca hollywoodense. El cine era único y las salas que exhibían las películas constituían junto al teatro ambulante de los centros de cultura pública, un mecanismo de escape para las vicisitudes cotidianas que debían vivir nuestros padres. Sin embargo, ya no es lo mismo.


No sólo por la proliferación de cineastas de toda calaña y por el influjo a veces alienante de Hollywood, que en países como el mío fue y es amo y señor de las súper producciones y del atractivo de la gente, sino porque la competencia, la piratería, la Internet, los vídeos en sus versiones VHS y luego DVD, han ido desplazando las visitas a las salas.



A partir de ahí es de donde sale la reflexión: se ha perdido la tradición y muchos dueños de salas de cine se han ido a pique. Pues, usted dice este fin de semana iré con mi(s) hijo(s) a ver Batman y tu compañero de trabajo te replica, pero mejor alquila la cinta o bájala de Internet y uno, romántico hasta el fin del milenio le plantea; es que no es lo mismo; la atmósfera de una sala con su aire acondicionado irrespirable, las parejitas que van a besuquearse y el grupito de malditos que asisten a hablar, a hacer comentarios y a hacerle la vida imposible a quienes quieren visualizar la película, eso, no se vive en la sala de tu casa, en mi caso dominicano con el riesgo de que un jodido apagón-interrupción de la energía eléctrica-te haga subir la glicemia e impedir que disfrutes de la cinta.



Lo lamentable es que si bien es cierto que hoy proliferan muchas salas de cine, con muchos disparates en pantalla, como Los Cuatro Fantásticos, donde vi a mi héroe Ben, la mole, frustrado porque se convirtió en piedra y al sujetar un vaso para beber agua, se rompió en su diestra, esta modalidad de entretenimiento y de cultura está en declive. El negocio peligra, dicen los empresarios. Los niños se sienten atraídos por ver sus muñequitos animados, de los que Walt Disney ha hecho producciones que hoy perduran y nos recuerdan nuestra propia infancia: El Rey León, Pocahontas, Peter Pan, Trazan el hombre mono y otras, nos han devuelto la alegría de retornar al cine. Pero, mucho antes que yo y sin pagar de inmediato, ya los carajitos se las han bajado de Internet y volvemos al círculo vicioso de lo mismo.


Las regulaciones no existen, o sí, existen, pero los piratas tienen mil maneras de acceder a ese océano interminable sin pagar los impuestos requeridos, sin sufrir lo que sufren los productores y no es que defienda a esos leones naturales, pero han puesto en vilo el negocio del cine, y con ello, el negocio de la ilusión. Esto es una reflexión sin muchas luces que aspiraba a escribir desde hace tiempo, sin los formulismos del crítico ni los aspavientos intelectuales de los cinéfilos. Lo mejor de todo es que los críticos no son tales, sino una partida de comentaristas que reciben taquillas gratis para hablar de tal o cual película, pero ese es otro asunto, que deberemos tratar más tarde.

09 julio 2007



paraíso

Gritas en medio de estas cuatro paredes
y tu voz se desliza débil en el lomo del viento;
un pequeño viento:
minúscula brisa que olfatea desde el patio
y cuela chorros de nostalgias
que me golpean con tu perfume. Con el perfume de tu cuerpo
accidentado:
curvas y vellosidades como arcoiris
magia irredenta de un polvo cósmico
que nos lanza a ambos al silencio
y la d-i-s-t-a-n-c-i-a
Porque estamos próximos y distantes
Porque eres una especie
De escape directo a la lujuria
Al abismo profundo del adormecimiento: sílaba perdida
Sólida pérdida de los sentidos
En aquello que sentí y discerní
O discernimos juntos
Antes de resumirnos en una gota de sudor…
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Acerca de mí

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Periodista, escritor, ganador del Premio Único de Poesía de la Centenaria Alianza Cibaeña de Santiago de Los Caballeros y autor de la novela infantojuvenil Héroes, Villanos y Una aldea, publicada por el Grupo Editorial Norma. Reportero del matutino dominicano Listín Diario.