29 diciembre 2008

Fragmento de Dónde está Johnny Lupano













Néstor Medrano
El Presidente cayó de rodillas, abrumado por su debilidad; la debilidad propia de los seres ordinarios que suelen enfermarse cuando llegan a la ancianidad. Pero yo, coño, no puedo darme el lujo de estar babeando, de ser humillado por una incontinencia propia de los carnales mortales. Se descubrió en su propia realidad y quedó ofuscado. Nadie podía enterarse, coñazo, que no podía contener la orina y que me había orinado los pantalones nuevos de casimir inglés.
Una hora después de ese trágico acontecimiento, que le permitió enterarse por primera vez en su vida faraónica, que era vulnerable como cualquier hombre de cuarta categoría, convocó un consejo de gobierno con carácter de urgencia.
Una vez reunido con sus ministros y jefes de seguridad nacional, esbirros y funcionarios del más alto nivel, ordenó que se buscaran en toda la capital del país, provincias, municipios, barrios y parajes urbanos y rurales, a los médicos, hechiceros, curanderos y prepara yerbas, para que entre todos obtuvieran una fórmula inmediata que curara su humillante desarreglo.
-Otra cosa, señores-dijo al terminar la sesión-, si alguien fuera de estas cuatro paredes se entera de esta vaina, o escucho algún rumor que traiga el viento, alusivo al tema, me encargaré personalmente de matarlos a todos con mis propias manos y luego a sus hijos, hermanos, sobrinos y nietos. Nadie más que yo puede saber la magnitud del dolor que sacude a un hombre cuando es ofendido tan arteramente por la naturaleza.
Cuando se retiraron, el polvo talco que utilizaba para blanquear su rostro se corrió y al contemplarse en ese estado impúdico para un hombre que como él rendía culto a la belleza, quiso que el mundo se derrumbara con él.
-¡Demonios!- gritó-, esto no me puede estar ocurriendo a mí.



CUATRO
-Isabel, date prisa. El Presidente espera por nosotros.
-Un minuto más, sólo debo ajustar algunas cosas en mi vestido.
Johnny Lupano sudaba. No era el momento de sentir temores, aunque un gusanito de intriga se removía en sus vísceras y contoneaba sus huesos.
-Sabes que ese hombre es más peligroso que los hermanos y gusta de las mujeres ajenas. ¿Cómo enfrentar sus insinuaciones? ¿Qué haremos si me corteja?
El silencio se hizo denso. Johnny Lupano sabía que ella tenía razón; las muestras fatídicas estaban ahí. Familias enteras habían perdido la dignidad desde hacía tiempo debido a que unas ofrecían a sus hijas en la tierna juventud para que el tirano las desgraciara con su hombría de bestia, a cambio de favores y prebendas oficiales, y a otras la dignidad les era arrebatada y cuando se negaban a darlas en bandeja de plata perdían bienes, amistades y se convertían en rastrojos miserables de seres humanos.
-Debemos correr el riesgo-determinó el hacedor de canciones.

En la galería colgante del amplio jardín de la mansión del gobernante una mesa esperaba repleta de exquisiteces y de platos exóticos, dispuesta con la meticulosidad de orfebre propia de las apetencias del tirano.
Como se esperaba, la mesa estaba lista para cuatro personas. ¿Por qué invitar a nadie más? ¿por qué meter más gente de la cuenta en un encuentro casi confidencial? De todas formas ni Johnny Lupano ni Isabel Gutiérrez se aventuraron a preguntar por qué la ausencia de su esposa, además era un elemento intrascendente, que tampoco les importaba un carajo. El jardín era extenso y cada uno de sus extremos fue adornado con un contingente de hombres armados hasta los dientes. Se trataba de hombres jóvenes, bien vestidos y de apariencia intachable que se intercomunicaban con discreción, sujetando con ambas manos las ametralladoras que formaban parte del entorno natural de la noche, junto a la vegetación tranquila y apacible.
El Presidente se sentó en una de las sillas principales; sonriente. Los invitados lo imitaron. Con un chasquido de dedos surgieron de la nada cuatro mujeres vestidas de blanco que probaron sin titubear un bocado tras otro y un trago de cada cosa que sirvieron en la mesa. El mandamás llamó a uno de los hombres de confianza y le dijo algo en el oído. El hombre salió con pasos apresurados y cinco minutos después regresó y discretamente asintió con la cabeza. Las mujeres terminaron de probar. Diez minutos más tarde fueron despedidas hasta que llegó un hombre de piel bronceada y rasgos femeninos que puso el platillo de entrada frente a los comensales.
-La vaina de ser presidente-rompió el hielo el tirano-es que uno debe mantenerse vivo y proteger a quienes dependen de nosotros. ¿Qué le parece esa jodienda señor Lupano?
El aludido lo miró con una sonrisa.
-Me parece correcto-dijo-hombre precavido vale por dos.
-En eso de los adagios-continuó el dictador-hay una marcada sabiduría humana.
Hay quienes creen que la gente del pueblo es pendeja y la gente sabe y tiene conciencia de cada cosa que hace y dice, je, je , je.
Isabel Gutiérrez se mantuvo callada toda la noche.
-A la Estrella de Fuego no le gusta hablar mucho, ¿eh?-hizo notar el anfitrión mientras llevaba la cuchara a la boca. La Isabel reaccionó con rapidez inusitada:
-Excelencia-dijo-soy una mujer que trata de escuchar para aprender...creo que no hay más que hacer cuando es el presidente de la República quien habla. Además, si los jueces hablan por sentencia, los cantantes lo hacemos en el escenario.
Johnny Lupano encendió un cigarrillo. Previamente consultó con el mandatario si podía hacerlo en su presencia. Luego intervino:
-Es una parlanchina, excelencia, lo que pasa es que está apretada.
-¿Cómo va a ser? Una mujer que se para en un escenario a cantarle a miles de personas. Debe ser un pretexto para no compartir con nosotros. Pero está bien, entiendo eso de la timidez que sienten las mujeres cuando están entre hombres.
El tirano frunció el ceño, luego sonrió; rebanó un pedazo de piña y guardó silencio. Desde allí se respiraba una tranquilidad desesperante, que salía de entre las flores y que horas después haría reaccionar a la Isabel.
“Estaba presionada por el olor a cementerio. La paz de esa casa no es una paz de sosiego, es la que viven los muertos del camposanto’’.
Terminaron de ingerir los alimentos cuando la noche se hizo intensa y la brisa se extinguió. En los árboles no se movía una sola hoja.
-¿Y bien Lupano?-inquirió el tirano con una llama fluorescente en las pupilas-¿Qué sucedió con su embajada, hubo alguna inquietud?
Isabel Gutiérrez contuvo la respiración, palideció. Era una especie de terreno minado el que pisaban ahora. En los pasadizos clandestinos se decía que muy despacio pero progresivamente el tirano estaba perdiendo la cordura, e incluso, se hizo célebre la convocatoria que realizó para que los familiares de personas enfermas condujeran a sus dolientes al Palacio Nacional, donde él, personalmente, se haría cargo de salvarles la vida y de curar enfermedades terminales, porque Dios lo había investido de poderes curativos especiales como parte de su misión redentora en la tierra.
¿Qué puede costarle sacar la pistola y darnos un tiro en la cabeza y alegar que irrumpimos en la casa con intenciones de matarlo? ¿Acaso la locura tiene razonamientos? Es como el cuento de la vieja que lleva a la casa un pavo y un cerdo en agosto para engordarlos y pasarlos por las cuchillas en Navidad. Ni siquiera invitó a la familia, o a la esposa al menos, es curioso que no haya invitado a nadie para que se vieran los niveles de empatía que existían entre nosotros, luego de la golpiza y el encierro de Johnny Lupano. Ni siquiera al hijo que se supone el heredero de la dinastía aunque se trate de un carajete sin más ambiciones que correr carreras y mariconear con sus amiguitos del poder.
-Le pregunto-insistió- porque en la embajada ni siquiera tuvieron el decoro de enviarme una comunicación agradeciendo la diligencia personal que puse en su caso. Yo soy el presidente de la República, mínimo me merecía eso.

26 diciembre 2008

Karina

Muchas veces te vi desgranando tu cabellera negra, de seda, sobre mi rostro. No solo te vi, nadamos en ese espacio de amor y desamor , nadamos. Nos apuntamos en tus besos de canela, Nos derretimos en tu piel de mulata, rebosante, amor y caricias, pacto sagrado, olvidos y momentos, ahora ya no, ambos estamos juntos, Karina. Ambos somos amor, ambos somos claridad, luz, sombras, sin miedos, sin torrentes, sin disculpas. Hasta hoy lo entiendo, cualquier otra cosa, fue pura incertidumbre. I love you, so long. Hasta esta noche espejeada de nosotros.

20 diciembre 2008

RISTRE


Ellos forman parte del grupo que cada día me hace una mejor persona


Uno de los poemas de Escritos con Agua de Lluvia


ganador del premio de la centenaria Alianza Cibaeña de Santiago.


Néstor Medrano




Me entristece verte así, como estás hoy, con el rostro lleno de sombras y los labios apretados, extenuando el aliento; matando esa risa tan tuya que, según creí, alguna vez fue mía. No puedo siquiera suponer que la distancia se extenderá sobre nosotros y marcará sus huellas hirientes, por las brasas de las lágrimas, en este pedazo de existencia, que un poco dejó de ser vida cuando lo decidiste: partir desde el principio de nuestros amores y llegar al irreconciliable cerco de la separación.Junto a ti, a tu recuerdo, quiero decir, me unto de esa nostalgia que irrumpe en la maquinaria de mis sentimientos y remueve las hojas secas de este árbol caído, dañado y sin sangre circulando que soy yo desde el ángulo no fortuito, sino premeditado de tu silencio.Porque fuimos juntos muchas partes de ambos y de nosotros dos sin dividirnos, premeditándonos en cada movimiento, en cada mirada entrecruzada y en cada beso viajero que se enredaba más que a la lengua infinita de nuestros humores, al pánico agradable del descubrimiento de los primeros planos del amor o del sexo, de la lascivia y de la humanidad que nos arrastraba hasta sofocarnos en las sábanas blancas de las unificaciones y los bramidos y los resuellos desencadenantes de la hombría y la mujeritud que irradiabas en cada vapor de tus poros y tu piel.Y ahora te decides a abandonar aquellas cosas impensadas, aquellas cosas que nos definen a los dos como si ambos fuéramos uno solo, que palpita y se desencadena en nosotros mismos, porque la confusión tiene sus momentos y los exalta y los enrosca y los envuelve en los abismos telúricos del daño y la traición.Pero yo estaré allí, situado en el mismo lugar. Frente a la mesita de madera caoba donde montaba la copa de ron con Coca-Cola y fumaba mis cigarrillos precisos, escuchando quizás un poquitín la voz azul y desembarazada de José José y su anda y ve, te está esperando anda y ve, no lo hagas por mí, que al fin y al cabo, sólo soy tu amigo. Anda y ve, te veo nerviosa, anda y ve y que sientas con él, lo que en su día, tú sentías conmigo...Mi trago que cae, se desliza por mi garganta, lenta y despaciosamente, mientras te espero y espero que dobles el rostro y olvides esas ideas y que esas ideas no sean malas ideas sino buenas ideas, al menos vinculantes, memorativas, llenas de recuerdos del presente y de esos presentes que aún el reloj y el tiempo no han provocado.Así que espero, espero.

11 diciembre 2008




Junto a mi colega Fernando Marte en nuestro viaje a Corea del Sur hace dos años.


NéSTOR MEDRANO
La revista cultural dominicana y caribeña Vetas, que dirige mi distinguido amigo Clodomiro Moquete, acaba de privilegiarme con la publicación de mi texto “Nos fumamos el amor”. Le agradezco a Clodo este gesto que, como todos los emprendidos durante sus 15 años de esfuerzos por mantener abierto un canal para las letras, lo confirman como uno de los principales gestores de la cultura nacional y más allá de nuestras fronteras.
Vetas, cumple, precisamente en este mes de diciembre 15 años y los amigos de Clodo, estamos contentos por la verdadera hazaña que representa en nuestro país, mantener vivo, como un latido de la expresión más plural del pensamiento, páginas que ya forman parte de nuestra historia. En lo que a mí se refiere, se trata de una distinción valiosísima, por la confianza y por el espaldarazo a mis desvelos literarios, en su más febril estado de ebullición. El mundo literario dominicano está en su mejor momento, con una producción que se sobrepone a las iniquidades de un medio de difícil permanencia. Vetas es forjadora de una mística que desde sus orígenes rompió los esquemas del elitismo para hacer cultura de lo sencillo y hacer de lo sencillo brotes extraordinarios de creación poética, narrativa, histórica y ensayística. Ya en una edición anterior figuró entre sus páginas mi texto “El Dragón sobre su cuello”, oportunidad que tuve a bien compartir con figuras de la estatura de Junot Díaz, premio Pulitzer, Tatem Brache y otros escribidores.
En esta ocasión resaltan los trabajos de los escritores Alejandro Paulino Ramos, Joel Rivera, Ángel Haché, Diógenes Abreu, Jimmy Hungría, el mismo Clodo, Rafael Peralta Romero, Sélvido Candelaria. También la nueva miembra de la Academia Dominicana de la Lengua, Emilia Pereyra, entre otros.
No podía dejar pasar esta maravillosa oportunidad sin compartirla con quienes me honran en leer, de vez en cuando, Hombre de Letras.

05 diciembre 2008

EL BUEN DESEO DE JOAQUÍN (cuento de Navidad)







Néstor Medrano

Bajas la cabeza y ocultas el rostro para que Joaquín no descubra ese torrente de lágrimas que deja una huella de fuego en tus mejillas. Él ignora que has llorado toda la mañana, desde el amanecer. No tiene por qué saber. El dolor es uno y él, con sus siete años de edad, tampoco entenderá mucho de las razones que tienen los adultos para llorar. Has llorado, llorarás, porque palpas en carne propia lo difícil que ha sido sobrevivir como madre soltera, pobre y sin esperanza, en ese pueblo donde la brisa sopla un polvazo caliente y la lluvia, ni siquiera aparece de vez en cuando.
Has padecido hambre en la piel y el estómago y estás a punto de colapsar. El niño, con sus ojazos negros grandes pasa por tu lado quitado de bulla, porque los niños nunca saben de pobreza y de riqueza, ellos viven, juegan con sus amiguitos, aunque sientan esos gruñidos en sus estómagos, que a veces braman, vacíos.
De repente se detiene. Los niños pueden ser inocentes pero observadores, y según has notado, es un niño observador, observador y curioso. Camina en círculos, imitando los sonidos de los autos que compiten en carreras y acelera, corretea, disminuye, se detiene en seco. Te mira y tú tratas de mirarlo, pero no puedes porque te hiere la tristeza. Él se coloca a tu lado, presiente tu dolor, porque tu dolor está regado en esas cuatro paredes descascaradas de la pieza en la que vives con más penurias que risas y risas.
Mirándolo a él también miras los dos panes duros que esperan a ser devorados sobre la mesa, y el plato de ensalada de mangos verdes que has preparado con algo de aceite de oliva, porque, por lo menos le darás algo similar, remotamente, a una ensalada.
Bien lo decía doña Anastasia, esa anciana enclavijada y huesuda que era tu madre: “no te aloques, muchacha, no andes por el mundo entregándote a cualquier hombre, busca responsabilidad, que los gusticos de cama, después duelen”. Pero tú, naturalmente, eras joven, con ganas y deseos de vivir, no querías estar en la vaina esa de la estudiadera, perdiendo tiempo metida en un liceo, si podías buscar un macho que te mudara y mantuviera.
Doña Anastasia no podía contigo. Tu padre menos. El viejo don José, curtido con el tizne de la experiencia, vivía escrutándote, analizándote. Se desarrollaba tu cuerpo. Tus senos se inflaban y se hacían protuberantes, tus caderas daban a tu cuerpo características de mujer golosa y apetecida, era algo en tu comportamiento: “esa muchacha está viviendo con un hombre”, le dijo una vez, de manera cortante a tu madre.
Cuando saliste embarazada no hubo forma de contenerlo:
-¡Se va de mi casa, carajo!
Doña Anastasia, con algo de esa sensibilidad desempolvada de madre, intentó intervenir:
-No puedes echarla, ¿de qué vivirá?
-Que busque al vago que le aventó la barriga y la mude.

Ya no hay vuelta atrás y Joaquín está ahí, a tu lado, llenando esos espacios desolados con su risa de niño avispado. Que te mira. Quiere decir algo; algo y si fijas bien tus pupilas en las suyas te darás cuenta de que quiere decir algo coherente. Es el temor. Te embriaga el temor ahora: ¿y si pregunta algo para lo cual no estás preparada? ¿Si hace alguna de esas preguntas fundamentales, qué le dirás? No le dirás que su padre es un tecatico de Ciudad Nueva, que cuando supo del embarazo huyó a la tierra de sus tíos en Dajabón y se escondió entre los montes, y nunca quiso saber nada de él, de ti. Realmente no estás preparada para responderle. Sólo lo retratas con tu mirada y ves ese rostro de ángel, tan parecido a tu padre que es su abuelo y que nunca quiso saber nada, para no involucrarse, tampoco quiso que visitaras a tu madre, doña Anastasia estaba muy enferma y “ tu no me la matarás, maldita”.
Aunque lo has intentado no has logrado aligerar la carga. ¿Qué puede hacer una mujer que no sabe hacer nada, que no sea planchar, lavar o fregar en alguna casa de familia? Ya no hay manera de devolver la cinta. De hacer un stop a esa historia triste que cuentas sin mover los labios, esa historia triste que tu hijo está a punto de descubrir, porque se ha colocado a tu lado, con su pantaloncito corto marrón y su camisita de cuadros azules, obsequio de alguien que hoy no recuerdas y temes que abra la boca y haga una pregunta reveladora sobre tus padres, sobre sus abuelos, sobre su familia.
Joaquín vuelve a hacer con la boca un ruido de motor Yamaha, antes de acelerar y correr alborotado por toda la pieza. Los demás niños juegan frente a sus casas, también corren, sus madres han comprado algunos pollos para asar, otras guisan espaguetis y preparan arroz blanco, porque sus maridos han utilizado la poca ganancia de las chiripas del día, junto a otros ahorritos, para cenar en esa noche especial.
“Tanto que te lo dije, no jodas en la calle para que no sufras, muchacha”, le escribió doña Anastasia hace dos días, cuando le mandó un sobre con veinte pesos para que se ayudara en esos días festivos.
Tu padre no quiere saber nada. De noche se sienta en la entrada de la casa, bebe ron a pico de botella y te maldice, “esa vagabunda del diablo, no sirvió para nada”, dice cada vez que tiene la oportunidad de hacerlo.
Ya no puedes ocultar más el llanto. Has desfigurado el cartón azul que llevaba impresa la imagen de la virgen de La Altagracia de tanto acariciarla y tu niño ha visto fijamente esas mejillas ardidas, con el fuego de las lágrimas, porque hoy es un día especial y no tienes lo más mínimo para brindarle, más que esos dos panes duros que amenazan sobre la mesa.
Las mujeres de los alrededores lavan sus casas, echan agua a sus plantas y reciben a sus maridos que se sientan en las salitas a echarse los tragos, a descansar y hueles la brisa, una brisa caliente que hoy ha variado ligeramente y tú te abrumas y lloras. Entonces, él, Joaquín, el hijo de tus entrañas, se acerca y por fin, mira hacia todos los rincones y suelta lo que tanto ha querido decirte:
-Feliz Navidad, mami.

Publicado originalmente en la Navidad del año 2006 en el periódico regional La Voz del Noroeste de mi gran amigo, el periodista Manuel Azcona.

27 noviembre 2008

Voy a conquistarte


Lo más importante es que lo sabes. Todo está dicho. Vendrás despacio, de a poquito y me verás a los ojos a ver qué determinas y yo resuelto, te diré regálame tus labios para festejarme cada día, con la humedad de tus besos.











Nunca como ahora estuve decidido a conquistarte. No puedo evitar que esa sonrisa me sonroje, que esas indecisiones me mantengan al vilo y que tu mirada nunca se digne o se indigne a frotarse con mi mirada. ¿Por qué no hacerlo? ¿Cuál es el impedimento? ¿Cómo sé que son ciertas las dañinas especulaciones de que estás con otro de mi mismo sexo, practicando con él lo que en mí es un proyecto de amor contigo, respirando de él el espacio que quiero filtrar para nosotros, oxigenar para mí, reinventar para ti: porque soy, y tú lo sabes, un pequeño clamor que retumba en las noches y las madrugadas de frío, café y velones aromatizados.
Despejo cada una de tus miradas silentes para soñar con vivir en tu realidad, para despertar de ese sueño de negaciones que ambos nos proponemos, tú al ignorar que mis perspectivas están contigo cifradas y yo al saber que en algún instante tu espíritu infinito, de infinitas preguntas e ingenuidades, sabrá reconocer que estoy cerca, para ti, para ser compartido contigo y con tus besos, contigo y tu sonrisa, contigo y tu altivez cada vez más exaltada. Llegaré, de a poquito y no me verás. Llegaré en silencio en medio del bullicio que te rodea, y no me verás, aunque me veas y nos veamos de a poquito, por ratitos de atracción callada y desgobernada, de pasión muda y encasillada, de inadmisibles deseos de poseernos y descifrarnos en códigos bramantes de ensueños humedecidos de carne de mujer, de carne tuya, de tu piel y tus poros, de tus axilas y tu vientre, de tu vulva y tus caderas, de tus labios y tus gestos, de tu boca y de tus manos, de tu deseo y tu voluntad. Nunca como ahora estuve decidido a conquistarte.
Ignoras que tú te acercas, inconciente, pero certera, con esa curiosidad de mujer pura salpicada de fragancias y somnolencias; te acercas y, lo sé, también en algún resquicio de tu cuerpo, tu alma y tu corazón hay una razón marcada con mi nombre de fuego, hay una huella distante, como una pequeña mecha que se ha encendido y no apaga: está ahí, latente. Se han quebrado mis horas, el reloj destrozado, la arena derramada, en espera. Espero por ti, te invito a celebrar la más hermosa orquestación de caricias, te invito a compartir en simples sorbos de gloria eterna, de a poquito, el verdadero e inexplicable sabor de la verdad sobre nosotros: nuestra verdad, mi verdad. Te invito a compartirte conmigo, a materializar el proyecto de amor e informarte que ambos seremos felices cuando permitas un recorrido de magia por toda tú; sobre todo por tu pelo, largo de mujer infinita, por tus caderas, de mujer que gana algunas libras que adoro...
Estoy decidido a conquistarte, a decirte lo que tenga que decirte, a escuchar lo que tenga que escuchar, a amarte de noche y de día, hacerte mía, más de lo que cualquier posibilidad imagina.
A partir de ahora lo sabes: voy en búsqueda de tu mirada, voy en búsqueda de tu sueño, voy en búsqueda total...de nosotros.

NÉSTOR MEDRANO

17 noviembre 2008

HURACÁN






(Fragmento de mi novela inédita)

NÉSTOR MEDRANO




¿Quieres ir a dar una vuelta conmigo?
El obrero se puso en guardia:
¿Quién eres? ¿Un riquito a quien le gusta que los negros le hagan el amor?
No. No soy un degenerado, si a eso te refieres.
Pues lo pareces. Pareces afeminado.
No te dejes confundir. Soy periodista. Hago una investigación sobre la vida de los obreros haitianos en las construcciones. Creo que tú tienes buen razonamiento.
No me interesa. Además, después del trabajo voy a la universidad, estudio, trabajo.
Te puedo llevar y comemos algo en el camino. ¿Cómo te llamas?
Baptiste. Pero me puedes decir Jacques.
Me quedo con Baptiste.
Baptiste bebió otro trago de ron. El sudor brillaba sobre su frente, sus ojos cuarteados de sangre lo hacían parecer alguien peligroso.
No confío en periodistas. Escriben cosas para jodernos; dicen que nuestras costumbres son de bárbaros, primitivos...
¿Y no es cierto?
Rafael Meléndez miraba al sudoroso obrero, ponía especial atención en su arrogancia natural y no hacía más que reír en sus adentros. Se preguntaba cómo una persona que padecía tantas vicisitudes en un país extraño se soportaba en una actitud como aquella...de pedantería. Era diferente. Los otros masticaban con ansiedad, como si la comida quisiera escapar de sus manos; tragaban los trozos de víveres mezclados con arroz como si el mundo terminara en los próximos cinco minutos. El obrero todavía lo creía un gay.
Creo que buscas a alguien que te haga el amor, le dijo.
Meléndez, ahora un poquito más turbio, le soltó:
Te aseguro algo, si fuera maricón, mi tipo de hombre no tendría esa fragancia a diablos que emanas, ¿entiendes?
Te puedes largar de aquí, respondió el haitiano, no es tu hábitat. Vete antes que llame a la policía y te acuse de hostigamiento.
Meléndez hizo un gesto de desagrado y le habló en tono duro:
Oye, maldito mierda, no he venido aquí por ti, sino por ellos. Has monopolizado la situación y no me has dejado hacer mi trabajo. Será mejor que te apartes y punto.
Ante el cambio radical el haitiano se quedó callado.
Disfruten de su comida, deseó Meléndez al grupo de obreros que se atragantaba con los comestibles y salió de allí sin mayores intenciones.
Rafael Meléndez fumó sereno antes de darle al encendido de su automóvil. Reía en sus adentros. Confiaba en sus tácticas. ¿Qué podía perder? El sol se extendía en medio del lugar y arriba las nubes blancas llenaban el inmenso azul. Pronto se nublaría. No quería encender el celular. Debía tener mil mensajes a esa hora de la mañana. No se había reportado y las tardanzas sulfuraban al viejo Asdrúbal Santos.
Por otro lado la ciudad espejeaba con el clásico tapón del congestionamiento. Hileras de vehículos de todo tipo frenados en los semáforos. Cientos de niños varados en las esquinas, unos limpiando cristales delanteros de carros privados, otro vendiendo chucherías y algunos, simplemente pidiendo dinero. Meléndez siempre había notado el cuadro, pero ahora, que se involucraba en un caso de la especie del que investigaba descubría a las mujeres andrajosas, también haitianas que, con bebés de poca edad sembrados en sus pechos sudados, pedían dinero a los conductores de vehículos, que se desplazaban por las avenidas.
Esa misma mañana, entre las ocho y las nueve, una joven flaca, entre huesos notables y ojos desencajados, labios resecos y vestido descolorido, con un niño de entre cuatro y cinco años, se le acercó tanto que por poco los atropella. No era uno de esos tipos sensibleros a quien se le revolteaba el espíritu con facilidad, pero aquello le pareció surrealista. En los últimos años las principales avenidas de la capital y de las ciudades del interior estaban inundadas por mujeres limosneras, explotadas por criollos y haitianos que se encargaban de buscarlas en avanzado estado de gestación, las ayudaban a cruzar la frontera domínico-haitiana y las conducían a hospitales públicos donde alumbraban, creando un problema de repercusiones poco analizadas. Estas bandas se las arreglaban para establecer a las madres en casuchas clandestinas de los barrios marginados y luego las incorporaban en grandes grupos a pedir dinero, utilizando a las criaturas como carnadas. Meléndez reía de sorpresa. Descubría que nadie hacía caso del problema y asumía que las complicidades protagonizaban la impunidad. Sus investigaciones eran archivadas. A nadie parecía importarle que las haitianas hicieran turno en las avenidas, cumplieran un horario y se sustituyeran unas con otras, como si se tratara de un empleo oficial.
La espera valió la pena. Baptiste, sudando grasa y con los anteojos recetados empañados tocó la ventanilla del asiento del acompañante. Cuando abrió la portezuela lo notó nervioso. Su peculiar olor inundó el interior del auto. Baptiste sabía del olor, pero era inevitable. Le dijo que las cremas y los desodorantes no le probaban, que su padre le proveía de todo eso y que no había manera de que el grajo se le quitara de encima.
¿Qué ocurre, te noto preocupado?
Vamos a otro lugar, pidió el extranjero. Si alguien nos ve juntos, puedo tener problemas.
¿Por qué?
Porque se sabe que estuviste por aquí investigando la muerte de Francoise. Hay ojos escondidos. Obreros de mi propia tierra nos vigilan. Son chivatos de Fernando Albarraza, el dueño de la construcción. Es una historia muy larga, muy complicada, cuyos detalles, dudo que desconozcas.
Rafael Meléndez tragó en seco. El haitiano muerto se llamaba Francoise, lo averiguó sin proponérselo. Baptiste era un hombre clave, ahora lo sabía. El investigador especial se metía en un problema del gordo del dedo del pie izquierdo. Una situación espinosa que, si lo analizaba con detenimiento, debía retirarse en cinco minutos. ¿Por qué no dedicarse a los trabajos intrascendentes de todos los días y olvidarse del asunto? Baptiste, ¿se llamaría realmente así o era un falso nombre para protegerse? ¿Quién era? ¿Un obrero? Regularmente todos los haitianos que vivían indocumentados en el país tenían el apellido Pié. Meléndez interpretaba que se trataba de un degenerativo mal pronunciado de Pierre, aunque, le importaba un carajo la procedencia de ese dato.
¿Francoise? ¿Se llamaba Francoise el joven muerto?, preguntó ovacionado por un calor que de repente le subía por todo el cuerpo. Baptiste se derramó en llanto. Un llanto nervioso. Jadeaba. Rafael Meléndez midió la intensidad de los nervios y temió que sufriera un colapso.
Cálmate. ¿Qué sucede?
Vámonos, arranca, por favor.
Meléndez pisó el acelerador y descendió calle abajo hasta las inmediaciones de la universidad estatal, una zona que en los últimos años se había llenado de negocios de comida rápida y restaurantes sencillos a los que acudían los estudiantes, antes o después de las clases. A Rafael Meléndez le agradaba esa parte de la ciudad. Le gustaba el movimiento de los universitarios, la agitación de los autobuses del transporte público, las chicas que exhibían sus mejores atuendos para recibir la docencia.
Orilló el vehículo y pidió a Baptiste que bajara. El obrero lo hizo maquinalmente. Secó sus mejillas y los bordes bajos y ojerosos de sus ojos antes de recuperar su compostura natural. Meléndez lo analizó al detalle, mientras Baptiste bebía con ansiedad un café con leche y masticaba el sandwich de jamón y queso. Buscaba algo en esos ojos pequeños y en esa mirada turbada y despectiva. Sin embargo, el tipo le inspiraba confianza. Quizá lo engañaba o se burlaba de él. Sin lugar a dudas, por la expresión del primer momento, cuando le habló de la muerte de Francoise, sabía que era policía, a menos que fuera un idiota, cosa que dudaba.
¿Qué sabes de la muerte de Bonsoi?
Bonsoi no, Francoise.
Sí. De Francoise.
Lo tiraron.
¿Lo mataron?
Baptiste asintió con la cabeza mientras tragaba una porción del sandwich.
¿Por qué decidiste hablar del tema, si en ningún momento lo sugerí.
Meléndez bebió su cerveza. Le gustaba degustar una cerveza bien fría en esas ocasiones de almuerzos ligeros y compulsivos. El haitiano se mostró preocupado.
Era mi amigo. Y...tu gente sabe lo que está sucediendo.
¿Qué está sucediendo?
Francoise era...
La lluvia de balas fue repentina, concisa y mortal. Dos sujetos penetraron al restaurante, vestidos de civiles, anteojos negros y botas embarradas de lodo. Caminaron y al acercarse a la mesa que ocupaban abrieron fuego. Meléndez fue salvado por unos reflejos a toda prueba que le permitieron maniobrar, lanzando la silla al lanzarse al suelo, resguardándose en el hueco que había entre dos neveras. Hizo varios disparos, pero los sujetos corrieron con una velocidad pasmosa. No recuperó el aliento en mucho tiempo. La cabeza de Baptiste cayó ensangrentada sobre la superficie de la mesa. La agitación entre los estudiantes y los clientes fue dramática: muchas de las chicas que vivieron el momento lloraban temblorosas. En pocos minutos hubo una aparatosa presencia de patrullas policiales, cuyos agentes acordonaron el área y sacaron a la gente que se había amotinado, señalando a Meléndez, comentando que salvó su vida por un pelito, que había llegado junto al infeliz que ahora yacía perforado a balazos. Antes que verse embargado por los nervios, a Rafael Meléndez se acumuló en él una rabia minada de impotencia que no lo dejaba respirar. Apretaba los puños hasta el dolor. Su mirada penetrante cortaba. Los agentes se acercaron a él para que ofreciera su versión y los mandó a freír tusas con el culo. Fumaba con una expresión grave y descompuesta.
Asdrúbal Santos, con su porte de desasosiego, fumando como murciélago corrió hacia él. Lo observó con detenimiento, al darse cuenta de que no estaba herido, le recriminó de inmediato.
¿Qué diablos hacías con ese hombre?
Meléndez lo miró con una brasa de odio.
Ese hombre está muerto. Lo ejecutaron, ¿no hay manera de tener otra actitud?
Asdrúbal Santos mostró su rabia, una rabia que podía hacer combustión y tornarse violenta en circunstancias apremiantes. Buscó algo indescifrable en el rostro de Meléndez, y encontró una lámina de impotencia.
Te dije muy bien que olvidaras todo lo relativo al haitiano muerto...es que nunca escuchas, coño.
Francoise. Se llamaba Francoise, pero dudo que no lo sepas. El haitiano muerto en la construcción se llamaba Francoise.
¡Estás suspendido de manera indefinida! Desaparece antes de que quieran indagar qué hacías con este otro haitiano.
Entre el humo del cigarrillo y el enrojecimiento de sus ojos, parecía otra persona. No le importaban los comentarios. Es más, no le interesaba estar al lado de Asdrúbal Santos en esos momentos. El maratón de policías y ahora el maratón de periodistas que esperaba en la calle buscando una versión oficial de los hechos, le impedían procesar la tragedia. Pensar.
¿Por qué matar a Baptiste?
Volvió a hacer uso de su ironía más afilada.
¿Por qué estoy suspendido? ¿Es un delito comer con un amigo haitiano?
Santos se sentó en una silla, próximo a ellos el desorden de policías, los flashes de las cámaras fotográficas, las estampas numeradas de la escena del crimen, el calor sofocante, a poca distancia del cadáver, para calmar a Meléndez le dijo que se había tratado de un ajuste de cuentas. Un pleito particular entre la víctima y un hombre cuya mujer le era infiel.
¿Me dices que este tipo le cogía la mujer a alguien y ese alguien mandó a matarlo. ¡Estupendo! Ese señor era un play boy. ¡Recórcholis!
No quiero verte más. Ve a tu casa. Navega en Internet. Busca mujeres desnudas, mastúrbate sobre ellas, crea un blog, pero vete de aquí. No te inmiscuyas más en esta vaina.
Meléndez rió de buena gana:
¿Un blog? Excelente idea.
Cuando se iba Asdrúbal se sonó la garganta:
¿Me entregas el arma, please?
Mintió para joderle la paciencia:
Me la robaron los tipos antes de largarse.
Se levantó con su parsimonia y su irreverencia habituales y al salir, un enjambre de periodistas lo rodeó; le dispararon mil preguntas, tropezadas, unas encima de otras. Finalmente volteó la cabeza para ver si Asdrúbal Santos lo miraba, se detuvo en actitud de dar una declaración, los periodistas expectantes, lo escucharon decir:
Todos, váyanse a la mierda.

08 noviembre 2008

OBAMA




¿Qué puede significar el triunfo de Barak Obama para República Dominicana en la actual coyuntura? Es la pregunta. Más que cualquier otro análisis sobre la espectacularidad del ascenso al poder de un hombre de origen negro, con una mezcla de factores que lo catapultan al plano de las leyendas-su origen, la religión, su nombre, la etnia difícil de la que proviene- debemos concentrarnos en la realidad: a partir del 20 de enero del 2009 ya no se tratará del jovial candidato que aparece con su camisa blanca, una corbata moderna y las mangas recogidas ascendiendo a la carrera a una tribuna, como parte del teatro natural de la campaña política, ya no se trata del egresado de Harvard, de rostro meditabundo y reflexivo que se tarda un tiempo en asumir posiciones y tomar decisiones: es decir, ya no será el Obama que todos en el mundo llegaron a admirar, porque se enfrentaba a una cultura impenetrable de paradigmas que siempre han motorizado poca o ninguna importancia a un hombre de color para ocupar posición tan señera। Es un Obama ahora presidente de la Potencia más poderosa del mundo, que pese a cualquier vaticinio mantiene hegemonía sobre un mundo cada vez más tambaleante।
República Dominicana tiene que buscar la manera de romper la malsana prédica de que en el tablero geopolítico mundial América Latina tiene poca o nula importancia para la visión estratégica de una nación que queda, con conflictos enormes como el de Irak, y las condiciones de coma profundo de su economía. Hay que escrutar, desde nuestra realidad particular, hurgar en nuestras relaciones con los Estados Unidos de Norteamérica y hacer una revisión exhaustiva, en todos los ámbitos de lo que son nuestras relaciones hasta el momento.
República Dominicana puede a partir de este momento, en coordinación con sus empresarios más pujantes revisar los puntos de negocios más importantes en las áreas de inversión pública y privada, acuerdos pendientes, vigentes, en estudio, en perspectiva, y formalizar una comisión de alto nivel que los integre a ellos como sector productivo nacional, a los funcionarios del ramo económico, entiéndase Banco Central, Industria y Comercio, Fomento Industrial, etc, que entraría en contacto con el gabinete del presidente electo Barak Obama y antes de la asunción del nuevo gobierno, el presidente Leonel Fernández pueda canalizar un encuentro entre ambos.
Como país no podemos esperar a que Obama asuma para hacer estos contactos. Ya se habla de un supuesto prejuicio o posición en contra que le atribuyen al jefe de Estado electo en lo que respecta a acuerdos multilaterales como el Tratado de Libre Comercio y del riesgo de que muchos estos convenios sean revisados. República Dominicana no se puede dar el lujo de mantenerse expectante, en espera del transcurso de los días y bien puede manejar la buena voluntad que Barak Obama descubrió tenían los latinos con él, que bien pudo inclinar la balanza en su favor.
Para el presidente Leonel Fernández no será difícil, con sus dotes, su presencia actual en los escenarios internacionales, y la posición de neutralidad que ha mantenido ante los conflictos estadounidenses con Hugo Chávez, de Venezuela, Rafael Correa, de Ecuador y Evo Morales de Bolivia, además de las conjeturas que se han establecido de que el nuevo jefe de Estado buscará algún tipo de acercamiento con Cuba-germen de las turbulencias chavistas, aunque no se note- buscar ese encuentro para proyectar una estrategia de revisión que redefina el rol de ambas naciones.
Plantearnos una revisión inmediata, en el período de transición, e ir preparando los esquemas para presentar al presidente Obama, sería bien visto por la población e incluso por las fuerzas políticas opositoras. Este encuentro buscaría una revaloración de la situación de los migrantes dominicanos en los estados de la unión para la toma de decisiones y atribución de responsabilidades a la hora de beneficiar a la comunidad latinoamericana. Del mismo modo, la búsqueda de mecanismos para que se flexibilicen los patrones establecidos para la concesión de visados a esa nación de nacionales dominicanos y otros aspectos en los que hay puntos que pueden ser reblandecidos.
Definir lo antes posible cómo serán las relaciones de Estados Unidos, bajo la sombra de un nuevo gobierno demócrata, con nuevos criterios y una visión que, quizás el sistema no permita que varíe mucho sobre nuestros países, y concentra esfuerzos para que el presidente Fernández se reúna con quien será su colega en enero, con la carpeta bajo los brazos y planteamientos firmes ante realidades que las autoridades conocen, nos ayudarán a marcar un camino, que podría ser de beneficio para ambos países.
Sin que esto signifique un ejercicio de sumisión o de arrodillarnos y arrodillar nuestra soberanía, Estados Unidos es un aliado de negocios de República Dominicana, cientos de miles de dominicanos viven y han enraizado su cultura allí, lo que permite que haya una visión avanzada de nuestro rol en las actuales condiciones.
Para Estados Unidos Haití y su problemática constituye una preocupación constante y República Dominicana, como país fronterizo, con mayor desarrollo siempre ha sido motivo de suspicacia y hasta ojeriza ante algunas situaciones, pues, esa comisión, tendría entre sus misiones inmediatas llevar un informe completo de la situación real de las relaciones domínico-haitianas y de lo que cree se debe hacer para aminorar un poco sus niveles de pobreza.
Es nuestra realidad। Es pertinente la renovación de los vínculos, la revisión de esos nexos, sacudirnos, para buscar esas ventajas, que, deben ser identificadas cuanto antes.
NÉSTOR MEDRANO

27 octubre 2008

Festines sobre tu vientre


Te derramas nuevamente como un caño de lluvia sobre este cuerpo tardío de emociones adversas.


Me pregunto dónde surges en esta etapa de mi vida, dónde terminas y, por supuesto, dónde comienzas en este pequeño espacio que es el mundo;


desgarrado por las sombras y por el insoportable calor de la levedad, identificada por una serie de códigos secretos que, al develarse, me hacen temer en la magnitud de tus caricias.


¿Por qué te marchas y por qué vuelves una y otra vez sobre estos treinta largos minutos de esperas azules y transparentes?


¿Por qué husmear en estos instintos solapados, naturales y regios; bárbaros y reales de amarte en cada etapa del día? Incorregible. Voz de silencios trepados sobre tu cuello oliente a rosas frescas, a manzana recién madurada, a adoquines en medio de una tarde de las de antes en el Conde o en el Malecón.



¿Dónde me pierdes y dónde me encuentras en este fragmento de ideas interpuestas, descarnadas sobre tu carne de virgen en constancia de ser mujer a las tres de la tarde. Te derramas entre gotas de un sudor seminal irrigado por esas comisuras indelebles de tu pecho rosa y de mi lengua brutal hilvanada por las caricias, en el manto transparente de esos lugares recónditos, tiernos y perdidos en los desencuentros de la mitad de mi ser que es tu ser, de mis sombras que son tus luces y de mis delirios humectados de esa gloria humedecida y reciente. Pan de amor desentrañado de los labios dulces que me aprisionas y te aprisiono: octavo rincón donde quisiera ser quien te lleve a las escalinatas del viaje sin regreso del amor, del sexo, de la pasión.


Sujetas mis manos y me temes: me ves como si me constituyera en el diablo del deseo y la perdición y el mundo se desvanece a nuestros pies, resbalamos y ambos, nos sujetamos de los dos yo de ti y de mí y tú de nosotros dos. ¿Por qué oscurecer más este minuto de sombras vivas, de fulgores santificados por el culto a tus pezones floridos de almizcle, de guayaba viscosa, dulce, hasta el fin del infierno, de la pedrería bendita de tus gemidos callados, pausados, mágicos: cantas al amor, a mi cuerpo, a nuestros residuos de vida y de muerte y de renacer y de morir en el éxtasis, en el terreno yermo de los callejones sin salida, complicados:



como marasmos bajo tus axilas, como torbellino y torrente bajo tu pubis y mis ansias, reverdecidas, azules, estallidos de arco iris nunca nacidos, crecidos y multiplicados en mis lamidos, en los latidos de tu corazón desierto, a punto de irrigar entre mi sangre de festines sobre tu vientre.

20 octubre 2008

José Luis Alemán, del humanista que servía a Dios y a la Economía




NÉSTOR MEDRANO


El padre José Luis Alemán fue uno de esos hombres que llegan al mundo cargando sobre su espalda una mochila de ciudadanía; que se supo sería un ciudadano del mundo, para quien el fin único del peregrinar por el conocimiento se basaba en el hombre por el hombre, en Dios como armazón estructural de soporte para los embates del espíritu y en la ciencia, la teoría y las conceptualizaciones para alcanzar formas explicativas de los fenómenos socioeconómicos. En él los conceptos, el estudio de los conceptos, la praxis de esos conceptos, exacerbaban sus inquietudes, que eran las inquietudes propias de un humanista con formación, y que además, materias difíciles de subsumir o asimilar, era sacerdote. ¿Es posible definir de manera lineal los aportes de un hombre de la reciedumbre de carácter, que poseía una maquinaria de pensamiento vivo y constante, sin horas, sin prisas y dilaciones al mismo tiempo? ¿Cuáles aportes? José Luis Alemán era un economista: un hombre de ideas prácticas que abrevaba en los grandes filósofos y en los cientistas sociales más avanzados del pasado y del presente. Como académico dejó un legado, una obra quizás dispersa que alguien se encargará en la posteridad de reunir, compilar y distribuir, para que su pensamiento no sucumba y se sepa de su existencia, más allá de las aulas o de la escuela de Economía de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra. ¿Cuál puede ser mi interés en difundir algo sobre un hombre al cual, lamento decirlo, conocí más a fondo aquel 24 de diciembre en que alguien de fuerza superior decidió llevárselo de este mundo. Al ver a los economistas, a los intelectuales, a los hombres y mujeres que estuvieron junto a su cuerpo ya sin vida en la Capilla Santísima Trinidad e intercambiar algunas impresiones con el sacerdote y rector de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, donde Alemán laboró como docente y director de su facultad de Economía, Agripino Núñez Collado, pude atisbar en algo sobre la dimensión del pensador que fallecía, arrebatado por un cáncer asesino, cuando Núñez Collado ponía en contexto la situación: Dios lo invitó en la víspera de la Navidad a viajar sin regreso hacia otro pueblo más elevado. ¿Pueden los elementos humanos servir de fuente acopio para establecer los aportes de un pensador al pensamiento económico de un pueblo, incidir en sus procesos o por lo menos sentar las bases para las estructuras de delineamientos de opinión? En él se planteaba la dualidad de su servicio devocional que podía entender desde las simplicidades mínimas de las necesidades del hombre en sociedad, a partir de su reducido círculo familiar, el contacto humano con una feligresía creciente en República Dominicana y aquel contacto propio del estudio constante de los distintos fenómenos que gravitaban en la vida del país que había escogido como suyo. Del mismo modo la concepción de una revista como Estudios Sociales, en cuyas páginas se asentaron las ideas y los patrones de lo que sería su punta de reflexión ante los retos económicos que se reflejarían, cuarenta años después de su fundación. Tenía la certeza de lo posible a través de lo imposible. Era un hombre espigado, a quien también recuerdo en una de esas reuniones con funcionarios de palacio, o con académicos o con miembros de la Sociedad Civil, apostillando que su temor no era la entrada en vigencia de un Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, República Dominicana y los países de Centroamérica, sino la justeza del mismo a la hora de calibrar las oportunidades de competitividad que ofrecíamos ante un mercado internacional voraz y más preparado que las estructuras internas locales, todavía en pañales, de cara al proceso de globalización.
Su pensamiento desbordaba en las páginas del periódico Hoy, donde todavía a principios de este año, muy enfermo, escribía aquellos artículos, con las ideas lúcidas, desgranadas de una prosa academicista, y con tocando con altura de intelectual de alto vuelo los temas universales y los de preocupación local. Para el padre José Luis Alemán, sus ideas partían de conclusiones escrutadas del estudio de Schumpter, Ottone, Weber, Pareto, Ortega y Gasset y otros pensadores a quienes citaba en cada una de sus entregas, en las conferencias magistrales que dictaba o en los discursos que pronunciaba. Los retrotraía al escenario local para pautar sus inquietudes sobre las apuestas que debía hacer el Estado a la hora de desarrollar sus políticas sociales. Su grandeza puede buscarse en las extrapolaciones que hizo para hablar, por ejemplo de la naturaleza del ejercicio político, cuando aducía, citando sus autores preferidos que “la dedicación a una causa de envergadura, hoy diríamos a un proyecto de nación, exige una voluntad política creyente y apasionada con lo que se refiere a la energía y al tiempo”. ¿Cómo concebía José Luis Alemán la vida política: como un todo al cual sus protagonistas debían dedicarse en cuerpo y alma, sin buscar más objetivos que el bien común del pueblo, aún cuando las tentaciones los atacaran en el sentido de enriquecerse y perseguir un fin más allá de lo que tenían, por ética o por consagración a su pueblo que hacer.
Como pensador social, tenía conciencia plena de la misión del economista y citando a Pareto, argumentaba: “ Pareto nos amonestó a los economistas a ser cautos en atribuir causalidad a variables correlacionadas, no sólo por limitaciones de lógica matemática o estadística que sólo afirman coexistencia y no categorías filosóficas, sino porque las variables analizadas frecuentemente designan aspectos distintos por abstracción de una misma realidad, en este sentido de política social como elemento más que como causa del desarrollo”. Una de las características de su temple era su observación de carácter crítica en todos los ámbitos, sobre todo en los que planteaban en él a un hombre de visión global y de sentido reduccionista, o de buscar en esas concepciones cerradas, de carácter histórico, incluso, el dominio del cristianismo, el humanismo y la ciencia, para no temer a la hora de hacer cuestionamientos, que lo situaban al ras de sus propias adhesiones religiosas.
Sus cuestionamientos sobrepasan la estructura de lo meramente científico, de la reflexión rígida, para caer, de rodillas sobre la autocrítica, en la que él, también se incluía. El padre Alemán sabía que de nada servían los adoctrinamientos filosóficos, las lecturas profundas y las búsquedas racionales para pulir el pensamiento, si no se podía aplicar alguna lección al pueblo de a pie, al jodido, al pobre, aquel que está lejos de los altares, del néctar y de las suculentas comidas de las clases mejor posicionadas.
Esto queda expresado en uno de sus escritos, cuando apunta: “ Lo fácil, en sentido peyorativo, de nuestro cristianismo de clase media y alta, procede tal vez no de nuestras comodidades, algo que sí puede importar y que no deja de ser poco conciliable con la pobreza de muchos, sino de la falta de atención teórica y práctica para con el pobre a secas y para, con perdón, pero hay que decirlo para quedar tranquilo, con los haitianos que en busca de pan, salud y educación, viven al lado de nosotros, con o sin permiso, pero con exceso de motivaciones. Nadie puede sentirse bien al mencionarse este olvido”.

10 octubre 2008

Hay que compartir el optimismo de Leonel


NÉSTOR MEDRANO

Soy de los que se suscriben al optimismo del presidente Leonel Fernández. Es cierto, en República Dominicana hay una situación económica difícil, que en gran medida obedece a los factores externos que ya todos conocemos de memoria. También hay problemas cuya raigambre la encontramos en décadas completas de políticas equivocadas, de esquemas mal utilizados, de enfoques mal dirigidos, de paternalismo y lucha voraz de intereses empresariales que, de algún modo y en unos campos más que otros, han incidido o contribuido a maniatar al gobierno. La situación desatada con la consabida crisis inmobiliaria de Estados Unidos, luego el estallido de una desaforada cadena de percances bancarios y financieros, las caídas bruscas de las bolsas, cuyos brazos letales se han extendido hasta las naciones asiáticas, en una indetenible carrera que apunta hacia el colapso, definitivamente, presenta un panorama sombrío y obliga a las naciones tercermundistas a buscar alternativas de contingencia para no caer desplomados como parte del resorte, que como países más débiles, se avizora en el panorama.
Esta crisis, prefijada por los precios incontrolables del barril del petróleo, por dependencia hacia un consumo energético, nos obliga a buscar fórmulas para distanciarnos de la dependencia hacia los combustibles fósiles, lo que hace que sea esperanzador el anuncio hecho por el jefe de Estado de que en cinco o seis meses serán instalados molinos de viento, y, que en los próximos cuatro años, gracias al uso de energía eólica, República Dominicana recibirá un aporte de 450 ó 500 megavatios, puede ser alentador, para mayores ensayos de búsqueda de energías alternativas. El mismo presidente Leonel Fernández ha referido que en Brasil se ha generado un consumo de más de un ochenta por ciento de etanol-combustible generado a partir de la caña de azúcar-, en el parque vehicular, con lo que, al tiempo que se mitigan los efectos devastadores del uso de las energías dependientes del petróleo y sus derivados, también se disminuyen las emanaciones tóxicas del mortífero monóxido de carbono, otro aporte significativo al medioambiente, en este momento, de tanta contaminación, en el cual la salud humana va de la mano con la salud del planeta y la necesidad de que sean preservados los recursos naturales.
Estas reflexiones no pretenden contribuir, a manera de anestésico local, con una falsa percepción de la situación de contracción económica que agobia a la mayor parte de la población, aunque sí van en el sentido de que el presidente Fernández tiene razón al decir, más de una vez y en más de un escenario, que las grandes crisis, como las que nos sacuden en la actualidad, son fuentes de grandes oportunidades para crear y salir de la nebulosa. ¿Por qué abandonarnos al oscurantismo de un pesimismo que al final de cuentas nos cerrará más las expectativas de mejoría? Hay quienes han criticado la actitud asumida por Fernández Reyna e incluso, tratan de pincelarla como un atisbo de indiferencia ante el actual escenario. Si nos fijamos bien en sus declaraciones, en sus planteamientos conceptuales, en los que incluso ha hablado del efecto economía de casino y especulación de los agentes económicos vinculados a la explotación del petróleo, estaremos contestes en que es la realidad: hay quienes están manipulando mecanismos para beneficiarse de este mar revolteado con precios más elevados, y con las secuelas que esta actitud representa para un mundo cada vez más dependiente del petróleo. ¿Cuáles son las alternativas en las que debe basarse el gobierno para proyectar una solución a corto, mediano y largo plazos de este conflicto? Sin lugar a dudas la explotación de las fuentes de energía alternativa. Hace varias noches al pronunciar una conferencia sobre Desarrollo Sostenido en la cual estuve presente, el presidente Leonel Fernández lo esbozó de manera total: se debe buscar el modo de romper la dependencia hacia los combustibles fósiles y el imperio de la industria petrolífera para enfocarnos en la implementación de vías como los molinos de viento, la creación de alternativas para el desarrollo masivo de energía solar, lo que no podrá hacerse de golpe y porrazo, porque se debe estimular, del mismo modo, un mecanismo que implique la adecuación de los intereses creados, que se lucran durante décadas con la explotación de los productos derivados del petróleo. Hay una línea directa que impacta de dos formas: la reducción de costos económicos y la protección del medio ambiente, que en República Dominicana es un tema vital, por su posición geográfica, la degradación de sus bosques y la pérdida lenta, pero indetenible de sus recursos naturales. A veces resulta hasta chocante, es lo que se ha manifestado, ver y escuchar a nuestro jefe de Estado, elaborando una panorámica internacional de la problemática, cuando República Dominicana posee un nido de espinosos conflictos propios, pero, debemos concordar que en un mundo cada vez más interconectado, entrecruzado por las vías de comunicación electrónica, con un número creciente de acuerdos comunes como el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y los países de la región, con la total eliminación de las fronteras entre las naciones-hablo en el ámbito económico que no de delimitación territorial, por nuestra posición con Haití, lo mismo que Estados Unidos con México, etc; no hay modo de que podamos sobrevivir de manera individual ante una problemática multicausal internacional, que es el término utilizado por el gobernante.
Como presidente de la República Leonel Fernández no puede, de ningún modo, emitir una opinión ligera sobre la situación económica de su propio país. Tampoco puede expresar una opinión pesimista, porque como primer gerente de la nación, está compelido a buscar soluciones, programáticas, estratégicas, más que coyunturales, y de ser posible inyectar optimismo a un país que igual que pan y educación, necesita esperanzas y sueños.


El autor es periodista de Listín Diario

31 agosto 2008

Ya no busques más explicaciones


NÉSTOR MEDRANO


Las explicaciones no existen cuando te hablo de ti. No podemos definirnos, ni siquiera indagar la lógica de los sentimientos: son siderales, terrestres; ¿quién sabe? Sólo está la enorme claridad de este oscuro laberinto, casi invisible, en el cual te escondes y contigo tu piel y esa cabellera de fuego que, no es un secreto, quisiera que me enredara hasta uno de esos puntos indescriptibles, en los que ignoras si sueñas, si has caído en algún letargo o si la muerte te ha aprisionado hasta el zumo del placer.
No busques más explicaciones; hay turgencias en tu cuerpo que quisiera explorar, sin brújulas, sin rutas ni direcciones, perderme como suelen perderse las gotas del sudor, mientras el trac trac trac del abanico intenta extraerlas, secarlas, pero vuelven y nacen, enfoguecidas, sin importar que los lamidos acariciantes las beban, con el vino, que, también, quisiera derramar en las comisuras de tus definiciones de mujer. Encender un cigarrillo, después, cuando te espero en estas sombras, arrinconado, atrapado en la espera de saber que no sé que sabes cuanto quisiera saber que tu cuerpo es una extensión de mis palpitaciones, que tu desnudez se ha inmolado en mi quinta de noches y días, parámetros sin tiempo, relojes estallados, porque aquí no hay cordura que valga ni claves que perduren, solo el amor...o la pasión, o el suculento festín de tu cuello aromatizado de esencias neurales, cerebrales que te piden aterrizar, humanizarte en mis quejidos almizclados, en el dulce rubor de tu rostro perfecto y tus senos perfectos y tu cuerpo, cómo aspirarte sin expirar, aunque no pueda morir si cada día puedo verte en una gota de segundo. Las explicaciones te hacen divagar, perderte en escondrijos que no necesitas, sólo darás el frente cuando tu rostro ya no sienta la presión de las miradas, el calor asfixiante de este cuarto en el cual te veo y te anhelo y te repito y me repites, hola qué tal, chao y yo desesperado por descender al desnivel de la acera para encontrarte en una ráfaga de viento y tomar lo que es mío de tu cuerpo, de tu mirada que no mira sino inspira, de tus palabras y tu intelecto que, ciertamente intentas demostrar demasiado y eso sólo los demás pueden notarlo si quieren, no es obligatorios, ante el stress de hacer el amor en un sueño pretendido te amo, me canibalizo porque te consumo de a poquito, mientras la madrugada nos pide seguir en la tarde, porque la hemos extenuado y tú, en esta realidad de poses encorsetadas lo sabes, porque en el sueño te entregas una y otra vez, luego de maquillarte, acondicionar tu pelo, esa cabellera de fuego que quisiera me enredara hasta el último punto, del sudor, de nuestras carnes bañadas, porque te amo sí, te amo sí, amo tu carne, amo tus formas de mujer, tus atributos de mujer, tu boca de mujer, tu cuello de mujer, tu indiferencia de mujer.

11 agosto 2008

Definiéndote en la cuarta hora del deseo


NÉSTOR MEDRANO

Tus labios: deseo llenarme de ellos, mezclarlos en mi realidad y en mis sueños;
Adherirlos al lugar donde no llega la memoria.

Tu cuerpo; quisiera adquirirlo; así en esa desnudez absoluta, como lo he vivido
En cada sueño, lo he estudiado en cada despertar: deseado mientras duermo
Vivo, y muero. Tus labios: deseo juntarme con ellos; succionarlos. Besarlos hasta que alguien anuncie que he muerto, he resucitado y volví a tomarlos.

Tu cuerpo. Quisiera dibujarme en sus horizontes humedecidos: nadar en sus afluentes azules, poseerte, como suelen ser poseídas las reinas de tronos soñados, despertados, alcanzados y perdidos.

Tus ojos: quisiera que delaten lo que llevo dentro: que me ilustren sobre el camino expedito para llegar a ti y perderte y obtenerte y llenarte y vaciarte y ser los dos en
Fuegos infinitos.

totalmente tú; radiada sobre mis accidentes, lamida sobre mis amaneceres que serán como los propongas: aquí, allá, en algún lugar distante, o cercano, en alguna remota distancia, donde nos busquemos: si me pierdes te encuentro, si te pierdo muerdo tus mejillas, froto tus senos de mujer con déficit de placer, o cariño, o lamidos embravecidos, de piel a piel, probando tus poros, bebiendo de ti, atrapando de ti, buscando de ti, tú, totalmente tú.

Te necesito. Te requiero. Así, mujer ajena, de infinitas complicaciones, de prohibidas sonrisas, de apariciones repentinas y largas desapariciones, de fumadas casi olvidadas, extinta, pequeña, grande, extrovertida: lo sabes, me sabes, me conoces, me manipulas, te aireas y me dejas pendiente del beso, que algún día, te quitaré.

23 julio 2008

LA IMPRONTA DE BOSCH EN LA NOVELA


NÉSTOR MEDRANO

Ya se sabe lo suficiente que la figura de Juan Emilio Bosch y Gaviño trascendió el espectro literario de este continente, pero su militancia y activismo democráticos, denunciando en el exterior los abusos de la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo Molina, son consubstanciales a su accionar político y literario.Se expresaba con la literatura. Bosch fue antitrujillista porque contrario a otros, no quiso acoplarse a las invitaciones para que se sumara al séquito de los intelectuales de la corte de ese emperador insular. Esas inquietudes de conocer en su país las distintas reyertas y escaramuzas, en una patria de caudillos y de jefes militares con una autoridad mesiánica antediluviana, motorizó en él la necesidad de la elaboración de su novela de las revoluciones: La Mañosa. Cuentista que incursiona en la novelística para decir algo bien dicho que no cabía en la rígida intensidad de un cuento, para Bosch esta novela fue una búsqueda constante e inextinta de la perfección narrativa, que incluso le mereció varias correcciones cuando la obra había sido publicada. Escrita en 1935-, la dictadura de Trujillo tenía cinco de los treinta y un largos años que duraría-, y no se leyó en Santo Domingo por más de quince años.
Aunque Bosch precisa y todos conocen el hecho de que se trata de un texto dedicado a las revoluciones, el autor admitió alguna vez que su interés al escribirla, era expresamente literario.
“En La Mañosa, según el plan que me hice, debía haber un personaje central y sería la guerra civil y todos los seres vivos que desfilaron por las páginas del libro, sin exceptuar la mula que le daría el nombre, deberían ser, en un sentido y otro, víctimas de ese personaje central”. Juan Bosch quiso plantear y así lo significó siempre, una tesis crítica de los efectos negativos causados por las revoluciones, a partir de un ambiente narrativo que compartía rasgos si no autobiográficos, se remontaba a fotografías y reminiscencias de hechos y situaciones de su entorno familiar. El autor, un curioso de los fenómenos genéricos de la Literatura, experimentó con los autores consagrados del género cuento y se alimentó de las preceptivas hasta domar con artilugio de mago su línea, conexiones y misterios, que cuando constató su dominio de la “teckné” amplió su cultura y curiosidad intelectual.
Con la novela aconteció lo mismo.
“ La Mañosa fue un esfuerzo juvenil en ese camino de novedades; un camino que dejé abandonado cuando los infortunios dominicanos me forzaron a dedicar mi limitada capacidad de escritor a la lucha política”. No resistía los retos. No se había formulado el pensamiento de Jorge Luis Borges de odiar la novela hasta el grado de no leer ni intentar escribir nada que se escribiera bajo esa designación, salvo el Quijote, ni hizo lo que algunos cotejaban en sus archivos por simple abulia, Bosch se dijo que podía escribir novelas y las escribió. Para él los retos intelectuales se constituían en alicientes que movilizaban el engranaje de su intelecto. La novela retaba las fibras de su pensamiento vivo, porque como género poseía y posee, las singularidades del largo aliento, que debe sustentarse en mostrarle al lector interés y atractivo para mantener una lectura rítmica hasta el final. A Bosch le preocupaba el aspecto técnico de la obra. El fondo, la forma y demostrarse primero él, luego a los demás, que contaba con la abnegación y entereza para consagrarse. Esa novela fue un aliciente de la nostalgia, porque evoca rasgos, pasajes y atmósferas de los que él abrevó en su niñez y temprana adolescencia:
“Los nombres del padre, de la madre, de los niños y de José Veras, son auténticos, José Veras fue como dice en el libro, la casa existió en el Pino. Papá tuvo negocios de recuas”, dice. El novelista expone que su padre tenía una mula que se llama la Melada que en la obra se llama La Mañosa. Es, como todo escritor, un hombre que en múltiples ocasiones acude a la memoria, sus grietas sulfuradas de recuerdos y traduce vivencias que desea revivir o por lo menos impedir que mueran cuando también él se extinguiera de la vida que conocemos. ¿Acaso no ha sucedido lo mismo con Gabriel García Márquez? En Cien Años de Soledad hay pasajes y frescos relativos a su familia en Aracataca; lo mismo en el Amor en los tiempos del Cólera; sus sueños anhelos, los de sus padres, que más tarde ratificaría o certificaría en Vivir para Contarla, su autobiografía. ¿No ocurrió lo mismo con Mario Vargas Llosa y La Ciudad y los Perros- donde narra episodios medulares de su juventud en el colegio militar Leoncio Prado? Y luego en La Tía Julia y el Escribidor, recoge los amoríos escandalizantes con una tía política. Pero, es sabido que la memoria evocativa de Juan Bosch, está recogida en sus cuentos. Hombres y mujeres de naturaleza rural, y sin instrucción alguna, a quienes vio en su época de niño. La tierra con su fértil misterio reproductivos y sus anclajes de ambiciones y pasiones humanas, descarnadas, desgarrantes y humanizantes al mismo tiempo. Desde el nombre de la novela La Mañosa, con la metáfora de la mula protagonista hay una alegría inminente que llama a la reflexión. Ni los mismos biógrafos fundamentales de Bosch, han determinado nunca las razones de la dictadura de Trujillo para prohibir o sacar del escenario el libro cuando el texto no giraba en torno a la línea de sangre que ya entonces se advertía en su horizonte. Lo cierto, sin embargo, es que el tirano quería asimilar al cuentista a su gobierno, Bosch, en vía contraria, rechazó ser diputado por La Vega y prefirió el camino del exilio.
Allí, en el libro La Mañosa, expuso una inquietud crítica que en su formulación siempre lo atormentó: República Dominicana vivía en un callejón sin salidas en siglos pasados. El caciquismo dominaba las provincias y existía la conciencia de que esas luchas internas, desgarrantes y mortíferas, auspiciaron la intervención militar estadounidense de 1916. En su conciencia crítica, de escritor comprometido con la gente y con las ideas interesantes y proyectadas hacia esa misma gente de donde se extraen sus narraciones más representativas.
No podemos, no obstante, decir de manera íntegra que Bosch fue un novelista. Puede lucir antagónico y contradictorio a los juicios antes expuestos en este trabajo, pero su condición de cuentista es infranqueable por la concentración y la elaboración y constancia, además de teorías, construidas al canto del cuento. Novelista fue Rómulo Gallegos y es Marcio Veloz Maggiolo. Este razonamiento está plasmado en la concepción sistemática y continua de lo que es la novela. De Gabriel García Márquez se conocen sus cuentos y sus cientos de reportajes y artículos periodísticos; de Vargas Llosa sus esfuerzos en el campo de la dramaturgia y el ensayo, al igual que el periodismo, pero ambos, por más bailes en otras fiestas que gocen, son novelistas. La Mañosa y El Oro y la Paz, son retos superados de un hombre para quien en la literatura no había zonas prohibidas.


El autor es periodista de Listín Diario











20 julio 2008

Honor a quien honor merece


Fue atinada la decisión del presidente Leonel Fernández de declarar, mediante el decreto 247-08 el 2009 “Año del Centenario del Natalicio de Juan Bosch”, porque se trata de un símbolo más que del Partido de la Liberación Dominicana, del país. Más que un símbolo político, una de las figuras más elevadas de la Literatura Hispanoamericana, con una teoría desarrollada del cuento, considerada por él mismo como el género más difícil, por sus cualidades de intensidad, monotemático y sin desvíos argumentales, lo que es compartido a nivel universal por las figuras más doctas en la materia.

En honor a ello publico nuevamente el ensayo Juan Bosch: dualidad indivisible del libro inédito El Rastro Literario de Juan Bosch.


NÉSTOR MEDRANO


Desde cualquier perspectiva, Juan Bosch es un nombre literario y si no literario, es, sobre todas las cosas, un nombre sinónimo de la Literatura, ubicado en el trayecto productivo de autores de la importancia hispanoamericana de Pedro Henríquez Ureña, Horacio Quiroga y Julio Cortázar. Por supuesto, cada uno desde su propia circunstancia y desde su particular realidad como actores fundamentales de la cultura del siglo XX.Y si esos escritores forman parte del acervo literario esencial-, insisto, cada uno desde su circunstancia particular- Bosch reúne, como ellos, y debería incluir aquí a novelistas de recia sensibilidad como Rómulo Gallegos, la particularidad ejemplar de haber colocado la Literatura y su quehacer intelectual al servicio de la política, como razón redentora de las clases desposeídas de su país y del entorno antillano y americano, como digno seguidor de las ideas de Eugenio María de Hostos.Hay quienes han afirmado durante mucho tiempo que la actividad y el laborantismo político le restaron dimensión a su quehacer literario y ciertamente, fue el artífice de dos partidos políticos sobre los cuales se ha cimentado la democracia dominicana de la segunda mitad del siglo XX; el de la Liberación Dominicana (PLD) y Revolucionario Dominicano (PRD). El primero de ellos fue o significó la desvinculación de lo que el profesor Juan Bosch consideró la distorsión de los principios que dieron origen a una organización, el PRD, que al inicio de su fundación en Cuba, estaba destinado a regir el trayecto democrático de República Dominicana, una vez descabezada la dictadura de Rafael Leonidas Trujillo y cuya cúpula, según las afirmaciones de sus biógrafos más connotados, fue contaminada e infiltrada por intereses ajenos a los que inspiraron su creación en 1939.Lejos de distanciarlo de la misión que como escritor se había propuesto, la política le sirvió de catalizador en la búsqueda de soluciones a los conflictos sociales y las penurias que Bosch denunciaba en sus cuentos. Ambas disciplinas, la Literatura y la Política, se consubstanciaron en él, porque, quien lee con detenimiento sus cuentos Los Amos, La Mujer y su novela La Mañosa, de inmediato se entera de que esas piezas literarias forman parte documental de un pensamiento que, posteriormente, se acentuaría con su producción ensayística y teórica.La desvinculación del Juan Bosch literato- en toda la magnitud que denota esa acepción- del Juan Bosch político, es imposible. Si analizamos las motivaciones que llevaron al cuentista- con una teoría sobre el arte de escribir cuentos aceptada por los artífices más avezados del género considerado el tigre de la fauna literaria- a salir de su país, nos daríamos cuenta de que se vio compelido a hacerlo cuando fue asediado por el tirano Trujillo, quien conociendo su estatura de intelectual dimensionado quiso que el autor de Camino Real formara parte del club de sus servidores y con tales fines deseaba postularlo como diputado. Bosch había visualizado que el régimen de Trujillo se tornaba de fuerza, y para un hombre con profundas convicciones democráticas, el escenario de su tierra presentaba una posibilidad inminente de frenar la autonomía de su libertad creadora, por un lado, y de anquilosamiento de las libertades públicas, por el otro.Juan Bosch, que desde joven se perfilaba como una promesa de la Literatura, no concebía la vida del escritor ceñida a patrones e imposiciones de fuerza. Por algo era un admirador inconsumado de José Martí, el patricio cubano, cuya sensibilidad también descollaba en la poesía, y del maestro borinqueño Eugenio María de Hostos, de cuya obra Bosch fue organizador y comentarista.Esa salida de República Dominicana fue motorizada por la tiranía en ciernes: como ocurriera también con uno de los lingüistas, crítico literario, hispanista e intelectual puro, Pedro Henríquez Ureña, con un talento que fue reconocido de manera universal por Jorge Luis Borges, Ernesto Sábato y otros. La tiranía de Trujillo estimuló la salida de Bosch y de Pedro Henríquez Ureña, aunque el primero, por sus preocupaciones político-sociales, utilizó el escenario internacional, Cuba, Puerto Rico, Costa Rica, Venezuela, etcétera, para luchar contra ese régimen de fuerza ante el cual nunca se arrodillaría, a pesar de los intentos del tirano dominicano.Bosch vivió en el exilio. En el exilio creó su obra literaria fundamental: Cuentos Escritos en el Exilio, Cuentos Escritos Antes del Exilio y Más Cuentos Escritos en el Exilio. Esa actividad literaria esencial- esencial porque en la cuentística se convirtió en un maestro-, impuso teorías y argumentó que el cuento para ser cuento tiene que contar con más de tres personajes, un tema único, sin desvíos, y el predominio de la intensidad en el argumento. De la tensión. Su pensamiento teórico sobre este difícil género hace hincapié en lo que los griegos denominaron “La teckné”, o la técnica, sin la cual, el escrito con intención narrativa, podrá ser un relato, una estampa, o cualquier cosa, menos un cuento, si no asume la concepción referida de tema único, síntesis y no más de tres personajes como ejes. El mismo Bosch reconoce las dificultades que puede tener un artífice de la cuentística para trabajar sobre una materia tan singular y excluyen.Cuando le tocó escribir su Teoría “Apuntes sobre el arte de escribir cuentos”, a petición del novelista Miguel Otero Silva, indicó que el trabajo sería fácil porque en lengua española no se había hecho un estudio pormenorizado del cuento como género literario.Con todas sus preocupaciones en el orden político, su incesante labor intelectual, sacaba tiempo para escribir literatura, porque la Literatura significaba el mejor camino para llevar a la práctica sus esbozos y preocupaciones sobre la labor social, para la cual, evidentemente, había nacido.Bosch, antes que todo se consideraba un cuentista. Pero su apreciación no fue fortuita. Había estudiado al dedillo la obra de los grandes cuentistas del siglo XIX y principios del XX, como los ingleses Rudyard Kipling y GK Cherterton, Hans Cristian Andersen; los rusos Antón Chejov y Leonidas Andreview. Según él mismo expone le dio seguimiento a autores emblemáticos como los norteamericanos Edgar Allan Poe, Sherwood Anderson, Ernest Heminguay y el uruguayo Horacio Quiroga.El cuento atrajo a Juan Bosch y sus apuntes sobre el género fueron escritos, cuando quiso indagar con seriedad las diferencia existentes entre cuento, novela y relato.“Pero debo decir que el aprendizaje iba haciéndose en la práctica, esto es, mientras escribía cuentos, de los cuales no son pocos los que fueron escritos para demostrarme a mí mismo si era o no era verdad tal o cual idea acerca del cuento que se me ocurría, con lo que quiero dar a entender que esas ideas respondían a criterios que a mi juicio aplicaban los grandes maestros. (Memorias de don Juan, pág.91. Luis de León).El cuentista, cuya sensibilidad conceptual siempre se aplicaba al mundo rural con sus ambientes socioculturales; el hombre del campo con sus costumbres y su particular idiosincrasia, que muchas veces marcaban una diferencia abismal con la sociedad de mayor posicionamiento económico y las diferencias, incluso, en la forma de ver la vida, estaba conciente del esfuerzo técnico que se requiere para manejar el arte literario del cuento.Llegó a tener la destreza facultativa que tuvieron en el manejo de la técnica Julio Cortázar, escritor de todo un ejercicio imbuido por sus concepciones ideológicas y más tarde otros que, esencialmente, son narradores universales que cultivaron el cuento, como Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, dedicados y consagrados a la tarea novelística.Juan Bosch escribió “La Mujer” en 1932, según sus palabras, cuando iniciaba el camino formativo como cuentista. El mensaje es el pueblo y sus luchas, a partir del análisis lineal del argumento que el hombre de letras abordó de manera magistral, el tema de la violencia doméstica, con lo que se explica que este relato vertiginoso es un importante documento sociológico, que penetra la psicología y el pensamiento del hombre y la mujer dominicanos.El mismo Bosch, en cuanto a intelectual, con concepciones de comprensión política y social enraizadas en un quehacer indivisible, se considera un instrumento de esa dualidad que lo resalta: la Política y la Literatura. Una inseparable de la otra y muy al dedillo de sus convicciones.No se veía sólo como un literato, ni se considera únicamente un político. Él es un pensador-literato-político, cuyo destino final, como objetivo más ponderado, es el bienestar de su pueblo.“En mi caso la Literatura, los cuentos y las otras materias de que me he ocupado escribiendo, así como la lucha política, me han dado siempre satisfacciones y solo satisfacciones, honores que no merezco. Si creyera lo contrario me colocaría por encima de mi pueblo, y si me colocara por encima de mi pueblo, no estaría expresándolo a él en las cosas en las que él no puede hacer manifestaciones”, escribió el autor de La Mañosa, para confirmar esas apreciaciones antes expuestas.La falta o ausencia metódica en el país literario dominicano de una crítica literaria no limitada simplemente al comentario festivo y amistoso de editores de segmentos periódicos y reseñas laudatorias de libros, ha permeado de forma significativa la labor de escritores de la talla de Juan Bosch, porque en él, reitero, está expresada la más alta expresión nacional de la cuentística y, coincido con el biógrafo Euclides Gutiérrez Félix, se trata del autor criollo más difundido y conocido en el ámbito mundial, junto al humanista Pedro Henríquez Ureña.Actualmente otros dominicanos han logrado trascender, fruto de una labor incesante y de una calidad universal en el ámbito de la narrativa, como ha sucedido con el novelista y antropólogo Marcio Veloz Maggiolo, incorporado a los catálogos de importantes casas editoras extranjeras, gracias a su manejo técnico del relato, que, sin miedo a equivocarme, repunta al autor de Materia Prima, Los Ángeles de Hueso y De Abril en Adelante, como el artífice literario más importante del presente.Haciendo acopio de ese esquema, hay que significar que estos escritores como Veloz Maggiolo, Andrés L. Mateo y Roberto Marcallé Abreu, Pedro Antonio Valdez, entre otros, han conocido un escenario propicio para la creación literaria. En las últimas décadas el auge de la novelística y el cuento, el ensayo y la producción pedagógica, ha encontrado un terreno fértil para que editoras del prestigio de Alfaguara, Planeta y Norma, fijaran su vista en los literatos criollos.La situación política se desenvuelve sin cortapisas y sin censuras para la labor creativa y, se puede decir que no existe una pugna interna de riesgo y persecución por la expresión de las ideas. Juan Bosch sí tuvo que enfrentar esas situaciones adversas. Su producción literaria, prolífica y rigurosa, se gestó en circunstancias apremiantes por la coyuntura política de una nación cercenada por el imperio de los Trujillo.Esas circunstancias inspiran a Bosch a participar de ideas e iniciativas de carácter político como fue la creación del Partido Revolucionario Dominicano, como fue la búsqueda de contactos con líderes liberales y demócratas a carta cabal en Hispanoamérica para concentrar esfuerzos destinados a derrocar a Trujillo. Esto conllevó viajes intensos, agendas llenas, trajinar en conceptualizaciones como sucedió con su participación en la Constitución cubana y su apoyo intelectual a Prío Socarrás.En Juan Bosch es indeclinable admitir que su causa literaria desbordaba, a la vez el quehacer literario fictivo o de creación, para incluirse en una labor de pura sociología pragmática que confunde al intelectual con el estadista que busca una explicación científica a los hechos constitutivos de la estratificación nacional, representada en la tesis de su libro Composición Social Dominicana.Conocía al dominicano rústico del pueblo, al echa madrugada inmigrante del campo, al chiripero que es el mismo hombre de sus cuentos y el mismo hombre, tema o ser social por el cual aspira a generar los cambios fundamentales en el país que quería dirigir. No ha existido una crítica literaria-en realidad la falta de espacio en los periódicos, la desaparición de los suplementos literarios y otras manifestaciones anticulturales- que ubique a Bosch en el justo contexto de su magnitud literaria. Era un visionario: por algo su novela La Mañosa fue texto prohibido por más de quince años en su país, sin importar que las intenciones del autor eran denunciar las vaguedades de las supuestas revoluciones.Su universalidad literaria se manifiesta en el manejo de los temas: el hombre del campo es uno e indivisible en República Dominicana, en Venezuela y en cualquiera de nuestras naciones hispánicas.Tampoco ha existido un esfuerzo masificado, con todos los instrumentos del marketing moderno y la idealización dirigida de lo que significa Juan Bosch- en el ámbito literario; su obra y su pensamiento, en lo relativo a las nuevas generaciones. Los esfuerzos por difundir a Bosch han sido pocos, sin explicar las excusas que para ello exista y sin que nadie pretenda sentirse ofendido-, este trabajo está sustentado en un enfoque legítimo a partir de lo que fue el gran literato, despejando cualquier interés partidarista.Los niños de entre 8 y 13 años no saben quien fue Juan Bosch. Los adolescentes tampoco y los jóvenes, lo conocen de refilón. Se sabe de intentos por compilar la obra, incluso Alfaguara tiene una antología de sus cuentos; pero no se han pensado de manera sistemática en la versión escolar de sus cuentos y novelas. Pocos conocen la sensibilidad de Bosch con los niños, para quienes escribió una de las piezas narrativas más hermosas de la Literatura dominicana: Cuento de Navidad. Juan Bosch labró su camino de cuentista conociendo las dificultades que enfrentaba su país con el analfabetismo y todavía hoy, a pesar de los programas que se han intentado para frenar este mal social, persiste en la juventud, mejor dicho, en una parte de la juventud, un desinterés mayúsculo por la lectura, lo que si se suma a la revolución tecnológica, con herramientas como internet, sepulta en muchos casos la memoria y el legado de los grandes autores criollos.El Juan Bosch cuentista-novelista- dos novelas: El Oro y la Paz y La Mañosa, - ensayista, sociólogo e historiador-, no ha contado con el esfuerzo determinado de ninguna institución, salvo los de la Fundación Juan Bosch, que lo fortalezca como máxima figura del cuento dominicano y una de sus autoridades a escala universal.Esto se hace lamentable porque en su propio país, las posiciones de los actores políticos adversos a Bosch- una verdadera maquinaria que viene de aquellos tiempos en los que se fomentó la componenda para derrocar su gobierno sietemesino-y que se reafirmó luego de la estructuración del Partido de la Liberación Dominicana, con patrones inconsecuentes que esparcieron versiones insanas sobre el nombre y la conducta de Bosch. Esa misma actividad política por la cual se inclinó como uno de los abanderados de las justas sociales, fue contraria a él y sus propios opositores y ciertos sectores de la Iglesia Católica y de la cúpula empresarial, se desbordaron en su contra, disminuyendo, de algún modo, su impronta literaria.Del mismo modo puede consignarse después de una observación detallada, que los mismos vínculos políticos de Juan Bosch, con sus estructuras partidaristas y un instrumento de formación ideológica de búsqueda del poder, él como orientador y guía de una organización cerrada, definida como logia, de corte piramidal con una autoridad definida, produjeron un efecto excluyente, que distanció a Bosch- el cuentista de visos universales-,el político decidido a ejercer el poder con pureza de una gran parte de ese pueblo militante y admirador de líderes como Joaquín Balaguer y José Francisco Peña Gómez.Esa circunstacia motivó, sin lugar a dudas, a incentivar el sectarismo, e incitó a que los millones de dominicanos militantes de los partidos Revolucionario Dominicano y Reformista Social Cristiano, fueron orientados contra Bosch y Bosch fue crítico ácido de esos líderes políticos, perdiéndose en gran medida mucho del posible interés del cuentista, que en naciones como Cuba y Venezuela, era reconocido como un maestro de la narrativa.No se puede escribir un ensayo de aliento sobre Juan Bosch, tomando un único ángulo. La política es indivisible en él porque evidenció una gran capacidad de trabajo y de estrategia en su accionar, al momento de fundar dos partidos políticos que conjuntamente con el Reformista Social Cristiano, de Joaquín Balaguer, han incidido de manera fundamental en la vida democrática actual. Es una tesis simple que quizás muchos no se atrevan a advertir concientemente. Pero como bien dicen sus seguidores en el ámbito político, que no necesariamente lo sean en el literario, Juan Bosch fue un visionario, incluso en el manejo de la controversia histórica o espiritual, y supo, como supieron otros autores romper barreras y tabúes con temáticas vulnerables y fuertemente cuestionadas por el cristianismo.Bosch, como pocos escritores en su tiempo, se atrevió a escribir Judas Iscariote el Calumniado, un texto de temática compleja por su propia naturaleza y, esto más acentuado, dado el hecho de que el citado libro es un volumen que intenta presentar un esquema distinto al conocido históricamente acerca de la misión que como discípulo de Cristo llevó a cabo el personaje que se suicidó ahorcándose de un árbol.Antes de seguir debo retomar la inexpugnable condición política de Bosch y hacer la precisión siguiente: si bien es cierto que los opositores a su filosofía como José Francisco Peña Gómez, que fue uno de sus discípulos políticos más avezados en el Partido Revolucionario Dominicano y cuyas diferencias conceptuales se materializaron cuando el líder quiso postular su tesis de la Dictadura con Respaldo Popular, y que el mismo Joaquín Balaguer, por más de veinte años la figura política fuerte del país, también alentó a su maquinaria de seguidores a desconocer los méritos políticos e intelectuales de Juan Bosch, es de rigor exponer que ese accionar adverso contra el autor de Los Amos, a lo interno de sus organizaciones políticas era legítimo, como lo era el quehacer del literato nacido en La Vega.En este ensayo no se cuestiona este aspecto: no es intención mostrar el peso específico del hombre de letras en detrimento moral de otras figuras- que con todas las objeciones y factores negativos en su órbita- son personajes fundamentales de la historia política dominicana.La intención es simple: destacar, como creo que ya se ha hecho en las páginas precedentes, que Juan Bosch no tenido la oportunidad de ser magnificado en su justa dimensión, porque no ha existido un programa real destinado a dimensionarlo.Parte de esa responsabilidad también la tuvo el mismo Juan Bosch. Su tarea de escritor fue solitaria y excluyente.- como lo es la tarea de los intelectuales. Él no se molestó en formar seguidores literario- en hacer escuela- como dirían los leones del patio, sino seguidores políticos. Lo que se ha visto, luego de su deceso el primero de noviembre del año 2001 es que sus discípulos aprendieron la concepción del poder y el tinglado para mantenerlo o ganarlo en los procesos electorales y ya su sueño político más acariciado, el Partido de la Liberación Dominicana ha sido gobierno dos veces y compite con intenciones de retener el control del Estado.¿De quién es la responsabilidad de mantener la estela de Bosch como un patrimonio dominicano, no de los peledeístas ni de la clase política únicamente, sino de todos los dominicanos? ¿Por qué no auspician esfuerzos conjuntos coordinados por la Secretaría de Estado de Cultura y de Educación, para que Juan Bosch sea institucionalizado como figura cimera de las letras nacionales y se aprovecha para reunir en este reclamo a Pedro Henríquez Ureña, Pedro Mir, Manuel del Cabral, Antonio Fernández Spencer, Manuel Rueda, Franklin Mieses Burgos, y otros escribidores de nuestro país?Indudablemente que la memoria de Bosch está viva: el político y el literato. Ambas son dos caras de una moneda. Bosch es indivisible, pero su obra literaria merece ser estudiada con más ahínco en las escuelas, en las universidades. La pregunta que nos hacemos algunos ingenuos o cándidos es, qué esperamos.

El autor es periodista de Listín Diario
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Periodista, escritor, ganador del Premio Único de Poesía de la Centenaria Alianza Cibaeña de Santiago de Los Caballeros y autor de la novela infantojuvenil Héroes, Villanos y Una aldea, publicada por el Grupo Editorial Norma. Reportero del matutino dominicano Listín Diario.