10 abril 2008

Junot, Dominicana tiene un Pulitzer



NÉSTOR MEDRANO

Junot, puedes hablar en inglés, soñar en inglés, hacer todo lo que hace un hombre en inglés, siempre serás dominicano. Quienes lo dudan que indaguen sobre las temáticas de tus textos; que profundicen sobre los personajes y el hábitat alucinante, la atmósfera criolla en la cual viven, se desarrollan, cometen sus pecados y mueren. Junot, hace apenas unos días, al leer mi cuento, El Dragón sobre su cuello, en la revista Vetas y ver que escribías en la misma edición, resalté el hecho: me prestigiaba el destino al hacerme compartir un espacio común: tus letras, desde aquellos años de Drown, traducido como Negocios, revolotearon los espíritus de esos círculos tan narices paradas y delicadotes de la Literatura estadounidense a la que te dedicas, sin abandonar ni un ápice la dominicanidad. Que admiras a Morrison e inhalas de las letras inglesas, no importa: nadie puede quitarte ese origen embrionario que tienes; nadie puede pretender despojarte de tu dominicanidad, aunque sí, estoy de acuerdo, pueden reclamarte como ciudadano del mundo. Ganaste el Pulitzer. ¿Buen augurio? Excelente augurio. Eres esa mezcla de lo nuevo con lo fresco; eres nuevo. Cuarenta añitos, con esa cabeza de bola, ese candado entornando tu rostro de adolescente criollo, esos lentes de estudiante de química y ya compartes la gloria de troneras como William Faulkner, Ernest Heminway... “The Brief Wondrous life of Oscar Wao”, novela seminal y primigenia te catapulta: diablos, ¡cuánta grandeza! Con esa carita de niño consentido, despreocupado, como si los años que pasaste comiendo arroz con habichuela en Nueva York te hubiesen aprovechado. Claro, nadie puede negar que también comiste Corn Flakes. Lo bueno de tu parte es que nunca has ocultado tu origen, con eso te anotaste un tanto. Siempre he dicho que los espíritus elevados sobresalen por necesidad, por simple ley de la gravedad, llega un momento en el cual se rompe el cascarón y el universo que llevas dentro no cabe en este mundo real con tan pocas glorias y tan pocos ratos agradables.
Junot, nuestro pueblo no tiene más que reverenciar tu trayectoria, ¿me excedo?, no. Mucho se habla y se cacarea de los dominicanos que incurren en el crimen como forma de vida, en República Dominicana y en el exterior, los diarios y los noticieros repiten, reciclan, vomitan hasta el hastío, culpan; es entonces, hasta justificado que se exalten los valores, las aptitudes y la trascendencia de alguien enraizado aquí, made in Dominican Repúblic. ¿Qué harás ahora Junot?, debes tomarte unos días para asimilar la magnitud de la hazaña. No es poca cosa. ¿Hay un nuevo sendero en la Literatura Dominicana?, ¿cuáles son los nuevos paradigmas a seguir en el arte literario en una sociedad en la cual las corrientes llegan siempre cuando decaen en otros lugares? Junot, eres ese paradigma. Creo que también lo es Marcio Veloz Maggiolo, el novelista consagrado a quien no le ha temblado el pulso a la hora de crear, de experimentar nuevas rutinas o por lo menos formas narrativas contrapuestas a la linealidad de las tramas clásicas de ficción. ¿Eres el relevo?, más que eso, la continuidad y la exacerbación: afloras de manera impactante. Apareces con los callejones, con los pobres jodidos de los ghettos neoyorquinos, con los pobres jodidos inmigrantes, que han salido de sus naciones buscando la comida y los chances que no encuentran en sus solares nativos y te lanzas con ese spanglish de nuevo cuño, ese lenguaje rebelde que es rebeldía novedosa, rebeldía vieja, dejando de lado la mala literatura basada sólo en la construcción de palabras soeces, descerebradas; en tu caso la diversidad es un concepto fresco, ágil. Tu novela ganadora del Pulitzer “The Brief Wondrous life of Oscar Wao”, es un reconocimiento a la perseverancia, porque según has dicho tú mismo, nació de un texto largo como culebra que intentabas vertebrar, que te produjo insustanciales horas de tedio, hasta que, surgió la luz: nació Oscar Wao, degeneración al dominicano del texto de Oscar Wilde “La importancia de llamarse Ernesto”, fue un estallido de luz. Junot te aseguro que en República Dominicana se espera con ansias la traducción al español de la ganadora del Pulitzer, a obra de ficción, unos por moda, por tener de qué hablar aunque no lean ni mierda de la misma y otros, bueno, también los que desean leerla, entre los que me encuentro, por supuesto. Felicidades, dominicano.
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Periodista, escritor, ganador del Premio Único de Poesía de la Centenaria Alianza Cibaeña de Santiago de Los Caballeros y autor de la novela infantojuvenil Héroes, Villanos y Una aldea, publicada por el Grupo Editorial Norma. Reportero del matutino dominicano Listín Diario.