27 octubre 2008

Festines sobre tu vientre


Te derramas nuevamente como un caño de lluvia sobre este cuerpo tardío de emociones adversas.


Me pregunto dónde surges en esta etapa de mi vida, dónde terminas y, por supuesto, dónde comienzas en este pequeño espacio que es el mundo;


desgarrado por las sombras y por el insoportable calor de la levedad, identificada por una serie de códigos secretos que, al develarse, me hacen temer en la magnitud de tus caricias.


¿Por qué te marchas y por qué vuelves una y otra vez sobre estos treinta largos minutos de esperas azules y transparentes?


¿Por qué husmear en estos instintos solapados, naturales y regios; bárbaros y reales de amarte en cada etapa del día? Incorregible. Voz de silencios trepados sobre tu cuello oliente a rosas frescas, a manzana recién madurada, a adoquines en medio de una tarde de las de antes en el Conde o en el Malecón.



¿Dónde me pierdes y dónde me encuentras en este fragmento de ideas interpuestas, descarnadas sobre tu carne de virgen en constancia de ser mujer a las tres de la tarde. Te derramas entre gotas de un sudor seminal irrigado por esas comisuras indelebles de tu pecho rosa y de mi lengua brutal hilvanada por las caricias, en el manto transparente de esos lugares recónditos, tiernos y perdidos en los desencuentros de la mitad de mi ser que es tu ser, de mis sombras que son tus luces y de mis delirios humectados de esa gloria humedecida y reciente. Pan de amor desentrañado de los labios dulces que me aprisionas y te aprisiono: octavo rincón donde quisiera ser quien te lleve a las escalinatas del viaje sin regreso del amor, del sexo, de la pasión.


Sujetas mis manos y me temes: me ves como si me constituyera en el diablo del deseo y la perdición y el mundo se desvanece a nuestros pies, resbalamos y ambos, nos sujetamos de los dos yo de ti y de mí y tú de nosotros dos. ¿Por qué oscurecer más este minuto de sombras vivas, de fulgores santificados por el culto a tus pezones floridos de almizcle, de guayaba viscosa, dulce, hasta el fin del infierno, de la pedrería bendita de tus gemidos callados, pausados, mágicos: cantas al amor, a mi cuerpo, a nuestros residuos de vida y de muerte y de renacer y de morir en el éxtasis, en el terreno yermo de los callejones sin salida, complicados:



como marasmos bajo tus axilas, como torbellino y torrente bajo tu pubis y mis ansias, reverdecidas, azules, estallidos de arco iris nunca nacidos, crecidos y multiplicados en mis lamidos, en los latidos de tu corazón desierto, a punto de irrigar entre mi sangre de festines sobre tu vientre.

20 octubre 2008

José Luis Alemán, del humanista que servía a Dios y a la Economía




NÉSTOR MEDRANO


El padre José Luis Alemán fue uno de esos hombres que llegan al mundo cargando sobre su espalda una mochila de ciudadanía; que se supo sería un ciudadano del mundo, para quien el fin único del peregrinar por el conocimiento se basaba en el hombre por el hombre, en Dios como armazón estructural de soporte para los embates del espíritu y en la ciencia, la teoría y las conceptualizaciones para alcanzar formas explicativas de los fenómenos socioeconómicos. En él los conceptos, el estudio de los conceptos, la praxis de esos conceptos, exacerbaban sus inquietudes, que eran las inquietudes propias de un humanista con formación, y que además, materias difíciles de subsumir o asimilar, era sacerdote. ¿Es posible definir de manera lineal los aportes de un hombre de la reciedumbre de carácter, que poseía una maquinaria de pensamiento vivo y constante, sin horas, sin prisas y dilaciones al mismo tiempo? ¿Cuáles aportes? José Luis Alemán era un economista: un hombre de ideas prácticas que abrevaba en los grandes filósofos y en los cientistas sociales más avanzados del pasado y del presente. Como académico dejó un legado, una obra quizás dispersa que alguien se encargará en la posteridad de reunir, compilar y distribuir, para que su pensamiento no sucumba y se sepa de su existencia, más allá de las aulas o de la escuela de Economía de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra. ¿Cuál puede ser mi interés en difundir algo sobre un hombre al cual, lamento decirlo, conocí más a fondo aquel 24 de diciembre en que alguien de fuerza superior decidió llevárselo de este mundo. Al ver a los economistas, a los intelectuales, a los hombres y mujeres que estuvieron junto a su cuerpo ya sin vida en la Capilla Santísima Trinidad e intercambiar algunas impresiones con el sacerdote y rector de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, donde Alemán laboró como docente y director de su facultad de Economía, Agripino Núñez Collado, pude atisbar en algo sobre la dimensión del pensador que fallecía, arrebatado por un cáncer asesino, cuando Núñez Collado ponía en contexto la situación: Dios lo invitó en la víspera de la Navidad a viajar sin regreso hacia otro pueblo más elevado. ¿Pueden los elementos humanos servir de fuente acopio para establecer los aportes de un pensador al pensamiento económico de un pueblo, incidir en sus procesos o por lo menos sentar las bases para las estructuras de delineamientos de opinión? En él se planteaba la dualidad de su servicio devocional que podía entender desde las simplicidades mínimas de las necesidades del hombre en sociedad, a partir de su reducido círculo familiar, el contacto humano con una feligresía creciente en República Dominicana y aquel contacto propio del estudio constante de los distintos fenómenos que gravitaban en la vida del país que había escogido como suyo. Del mismo modo la concepción de una revista como Estudios Sociales, en cuyas páginas se asentaron las ideas y los patrones de lo que sería su punta de reflexión ante los retos económicos que se reflejarían, cuarenta años después de su fundación. Tenía la certeza de lo posible a través de lo imposible. Era un hombre espigado, a quien también recuerdo en una de esas reuniones con funcionarios de palacio, o con académicos o con miembros de la Sociedad Civil, apostillando que su temor no era la entrada en vigencia de un Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, República Dominicana y los países de Centroamérica, sino la justeza del mismo a la hora de calibrar las oportunidades de competitividad que ofrecíamos ante un mercado internacional voraz y más preparado que las estructuras internas locales, todavía en pañales, de cara al proceso de globalización.
Su pensamiento desbordaba en las páginas del periódico Hoy, donde todavía a principios de este año, muy enfermo, escribía aquellos artículos, con las ideas lúcidas, desgranadas de una prosa academicista, y con tocando con altura de intelectual de alto vuelo los temas universales y los de preocupación local. Para el padre José Luis Alemán, sus ideas partían de conclusiones escrutadas del estudio de Schumpter, Ottone, Weber, Pareto, Ortega y Gasset y otros pensadores a quienes citaba en cada una de sus entregas, en las conferencias magistrales que dictaba o en los discursos que pronunciaba. Los retrotraía al escenario local para pautar sus inquietudes sobre las apuestas que debía hacer el Estado a la hora de desarrollar sus políticas sociales. Su grandeza puede buscarse en las extrapolaciones que hizo para hablar, por ejemplo de la naturaleza del ejercicio político, cuando aducía, citando sus autores preferidos que “la dedicación a una causa de envergadura, hoy diríamos a un proyecto de nación, exige una voluntad política creyente y apasionada con lo que se refiere a la energía y al tiempo”. ¿Cómo concebía José Luis Alemán la vida política: como un todo al cual sus protagonistas debían dedicarse en cuerpo y alma, sin buscar más objetivos que el bien común del pueblo, aún cuando las tentaciones los atacaran en el sentido de enriquecerse y perseguir un fin más allá de lo que tenían, por ética o por consagración a su pueblo que hacer.
Como pensador social, tenía conciencia plena de la misión del economista y citando a Pareto, argumentaba: “ Pareto nos amonestó a los economistas a ser cautos en atribuir causalidad a variables correlacionadas, no sólo por limitaciones de lógica matemática o estadística que sólo afirman coexistencia y no categorías filosóficas, sino porque las variables analizadas frecuentemente designan aspectos distintos por abstracción de una misma realidad, en este sentido de política social como elemento más que como causa del desarrollo”. Una de las características de su temple era su observación de carácter crítica en todos los ámbitos, sobre todo en los que planteaban en él a un hombre de visión global y de sentido reduccionista, o de buscar en esas concepciones cerradas, de carácter histórico, incluso, el dominio del cristianismo, el humanismo y la ciencia, para no temer a la hora de hacer cuestionamientos, que lo situaban al ras de sus propias adhesiones religiosas.
Sus cuestionamientos sobrepasan la estructura de lo meramente científico, de la reflexión rígida, para caer, de rodillas sobre la autocrítica, en la que él, también se incluía. El padre Alemán sabía que de nada servían los adoctrinamientos filosóficos, las lecturas profundas y las búsquedas racionales para pulir el pensamiento, si no se podía aplicar alguna lección al pueblo de a pie, al jodido, al pobre, aquel que está lejos de los altares, del néctar y de las suculentas comidas de las clases mejor posicionadas.
Esto queda expresado en uno de sus escritos, cuando apunta: “ Lo fácil, en sentido peyorativo, de nuestro cristianismo de clase media y alta, procede tal vez no de nuestras comodidades, algo que sí puede importar y que no deja de ser poco conciliable con la pobreza de muchos, sino de la falta de atención teórica y práctica para con el pobre a secas y para, con perdón, pero hay que decirlo para quedar tranquilo, con los haitianos que en busca de pan, salud y educación, viven al lado de nosotros, con o sin permiso, pero con exceso de motivaciones. Nadie puede sentirse bien al mencionarse este olvido”.

10 octubre 2008

Hay que compartir el optimismo de Leonel


NÉSTOR MEDRANO

Soy de los que se suscriben al optimismo del presidente Leonel Fernández. Es cierto, en República Dominicana hay una situación económica difícil, que en gran medida obedece a los factores externos que ya todos conocemos de memoria. También hay problemas cuya raigambre la encontramos en décadas completas de políticas equivocadas, de esquemas mal utilizados, de enfoques mal dirigidos, de paternalismo y lucha voraz de intereses empresariales que, de algún modo y en unos campos más que otros, han incidido o contribuido a maniatar al gobierno. La situación desatada con la consabida crisis inmobiliaria de Estados Unidos, luego el estallido de una desaforada cadena de percances bancarios y financieros, las caídas bruscas de las bolsas, cuyos brazos letales se han extendido hasta las naciones asiáticas, en una indetenible carrera que apunta hacia el colapso, definitivamente, presenta un panorama sombrío y obliga a las naciones tercermundistas a buscar alternativas de contingencia para no caer desplomados como parte del resorte, que como países más débiles, se avizora en el panorama.
Esta crisis, prefijada por los precios incontrolables del barril del petróleo, por dependencia hacia un consumo energético, nos obliga a buscar fórmulas para distanciarnos de la dependencia hacia los combustibles fósiles, lo que hace que sea esperanzador el anuncio hecho por el jefe de Estado de que en cinco o seis meses serán instalados molinos de viento, y, que en los próximos cuatro años, gracias al uso de energía eólica, República Dominicana recibirá un aporte de 450 ó 500 megavatios, puede ser alentador, para mayores ensayos de búsqueda de energías alternativas. El mismo presidente Leonel Fernández ha referido que en Brasil se ha generado un consumo de más de un ochenta por ciento de etanol-combustible generado a partir de la caña de azúcar-, en el parque vehicular, con lo que, al tiempo que se mitigan los efectos devastadores del uso de las energías dependientes del petróleo y sus derivados, también se disminuyen las emanaciones tóxicas del mortífero monóxido de carbono, otro aporte significativo al medioambiente, en este momento, de tanta contaminación, en el cual la salud humana va de la mano con la salud del planeta y la necesidad de que sean preservados los recursos naturales.
Estas reflexiones no pretenden contribuir, a manera de anestésico local, con una falsa percepción de la situación de contracción económica que agobia a la mayor parte de la población, aunque sí van en el sentido de que el presidente Fernández tiene razón al decir, más de una vez y en más de un escenario, que las grandes crisis, como las que nos sacuden en la actualidad, son fuentes de grandes oportunidades para crear y salir de la nebulosa. ¿Por qué abandonarnos al oscurantismo de un pesimismo que al final de cuentas nos cerrará más las expectativas de mejoría? Hay quienes han criticado la actitud asumida por Fernández Reyna e incluso, tratan de pincelarla como un atisbo de indiferencia ante el actual escenario. Si nos fijamos bien en sus declaraciones, en sus planteamientos conceptuales, en los que incluso ha hablado del efecto economía de casino y especulación de los agentes económicos vinculados a la explotación del petróleo, estaremos contestes en que es la realidad: hay quienes están manipulando mecanismos para beneficiarse de este mar revolteado con precios más elevados, y con las secuelas que esta actitud representa para un mundo cada vez más dependiente del petróleo. ¿Cuáles son las alternativas en las que debe basarse el gobierno para proyectar una solución a corto, mediano y largo plazos de este conflicto? Sin lugar a dudas la explotación de las fuentes de energía alternativa. Hace varias noches al pronunciar una conferencia sobre Desarrollo Sostenido en la cual estuve presente, el presidente Leonel Fernández lo esbozó de manera total: se debe buscar el modo de romper la dependencia hacia los combustibles fósiles y el imperio de la industria petrolífera para enfocarnos en la implementación de vías como los molinos de viento, la creación de alternativas para el desarrollo masivo de energía solar, lo que no podrá hacerse de golpe y porrazo, porque se debe estimular, del mismo modo, un mecanismo que implique la adecuación de los intereses creados, que se lucran durante décadas con la explotación de los productos derivados del petróleo. Hay una línea directa que impacta de dos formas: la reducción de costos económicos y la protección del medio ambiente, que en República Dominicana es un tema vital, por su posición geográfica, la degradación de sus bosques y la pérdida lenta, pero indetenible de sus recursos naturales. A veces resulta hasta chocante, es lo que se ha manifestado, ver y escuchar a nuestro jefe de Estado, elaborando una panorámica internacional de la problemática, cuando República Dominicana posee un nido de espinosos conflictos propios, pero, debemos concordar que en un mundo cada vez más interconectado, entrecruzado por las vías de comunicación electrónica, con un número creciente de acuerdos comunes como el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y los países de la región, con la total eliminación de las fronteras entre las naciones-hablo en el ámbito económico que no de delimitación territorial, por nuestra posición con Haití, lo mismo que Estados Unidos con México, etc; no hay modo de que podamos sobrevivir de manera individual ante una problemática multicausal internacional, que es el término utilizado por el gobernante.
Como presidente de la República Leonel Fernández no puede, de ningún modo, emitir una opinión ligera sobre la situación económica de su propio país. Tampoco puede expresar una opinión pesimista, porque como primer gerente de la nación, está compelido a buscar soluciones, programáticas, estratégicas, más que coyunturales, y de ser posible inyectar optimismo a un país que igual que pan y educación, necesita esperanzas y sueños.


El autor es periodista de Listín Diario
Powered By Blogger

Acerca de mí

Mi foto
Periodista, escritor, ganador del Premio Único de Poesía de la Centenaria Alianza Cibaeña de Santiago de Los Caballeros y autor de la novela infantojuvenil Héroes, Villanos y Una aldea, publicada por el Grupo Editorial Norma. Reportero del matutino dominicano Listín Diario.