28 octubre 2006

Internet nos ha salvado los sueños

Ya no hay vuelta atrás. Los escritores podíamos alegar hace unos años que estábamos condenados al ostracismo o al anonimato absoluto, por el difícil acceso al mundo editorial y las dificultades que de manera formal se plantean a la hora de intentar publicar algún texto literario.
La salvación ha sido Internet. Ese mundo amplio, la supercarretera digital ha creado el mecanismo para que un autor, aspirante o escribe cuartillas se comunique con miles de ciudadanos de todo el mundo, sin la necesidad de atravesar por una rigurosa criba selectiva, que siempre estará supeditada a los gustos y subjetividades de lectores profesionales de casas editoras.
Comparto el criterio esgrimido por muchos de que Internet permite que se publique todo sin una cualificación real de los contenidos y por eso tanta basura disfrazada de literatura, tantos seudoescritores llenando el espacio de bodrios y tantas conspiraciones contra la salud de la novela, la poesía y el cuento en sentido general. La masificación que permite Internet es un arma de doble filo. Permite que el escritor-vamos a ser caritativos y entendamos como tal a todo el que escriba con pretensiones literarias independientemente de sus valores intrínsecos- tenga la posibilidad que se le niega en el mundo editorial tradicional.
Las grandes casas editoras tienen un gran compromiso con sus accionistas y con los suplidores y con quienes producen la distribución y hacen las veces de entes corporativos, porque se trata de un negocio y un negocio desolador porque la Literatura debe ser buena, comercial y además responder a ciertos criterios extraliterarios, como son las apetencias de los propietarios, administradores y empleados. Es una maraña compleja. Literatura no es leche ni es pan ni es arroz frito; es Literatura y venderla es difícil, Lamento hablar así, ya que yo mismo soy un escritor que publica la mayoría de producciones en Internet, pues, nadie me hará acudir a la autoedición, ya bastante trabajo es concebir el libro, escribirlo, para también sufragar los gastos de su alumbramiento.
Lo que quiero decir es que la supercarretera es un gran invento para los creadores literarios. Incluso puedes transformar tu blog en una página web con ciertos recursos económicos, pero de manera primaria, un blog o un portal como Yoescribo.com, permite que uno se exprese. Permite ver la página, en este caso electrónica, en blanco y luego llena con nuestras creaciones malas, buenas, perectibles, pero creaciones al fin de cuentas.
No importa la cantidad enorme de malos escritores y malas escritoras, de gente que escribe sin saber distinguir lo que escribe de lo que no escribe, sion saber que sus producciones, en la mayoría de los casos no sirven para nada, pero están ahí. Pueden decir que sí, que existe una gran pizarra en la que se puede hacer literatura. Y hasta ahora, es lo mejor que ha podido ocurrir.
Lo que quiero decir es que no existe la excusa de que nos han cercenado el deseo de escribir, porque escribir y publicar además, podemos.
Además, Internet nos permite competir. Hay concursos literarios importantes de casas como Lengua de Trapo, en los que puedes participar sólo enviando tu manuscrito por mail. Las posibilidades se abren despacio. Muy despacio pero a ritmo indetenible. Creo que la visión literaria cobrará importancia y que editores y agentes volcarán su mirada a nuestras producciones, lo que en sí, ya es bastante, aleccionador.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mira mijo vos no escribis mas que bosta

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Acerca de mí

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Periodista, escritor, ganador del Premio Único de Poesía de la Centenaria Alianza Cibaeña de Santiago de Los Caballeros y autor de la novela infantojuvenil Héroes, Villanos y Una aldea, publicada por el Grupo Editorial Norma. Reportero del matutino dominicano Listín Diario.