NÉSTOR MEDRANO
Tus labios: deseo llenarme de ellos, mezclarlos en mi realidad y en mis sueños;
Adherirlos al lugar donde no llega la memoria.
Tu cuerpo; quisiera adquirirlo; así en esa desnudez absoluta, como lo he vivido
En cada sueño, lo he estudiado en cada despertar: deseado mientras duermo
Vivo, y muero. Tus labios: deseo juntarme con ellos; succionarlos. Besarlos hasta que alguien anuncie que he muerto, he resucitado y volví a tomarlos.
Tu cuerpo. Quisiera dibujarme en sus horizontes humedecidos: nadar en sus afluentes azules, poseerte, como suelen ser poseídas las reinas de tronos soñados, despertados, alcanzados y perdidos.
Tus ojos: quisiera que delaten lo que llevo dentro: que me ilustren sobre el camino expedito para llegar a ti y perderte y obtenerte y llenarte y vaciarte y ser los dos en
Fuegos infinitos.
Tú totalmente tú; radiada sobre mis accidentes, lamida sobre mis amaneceres que serán como los propongas: aquí, allá, en algún lugar distante, o cercano, en alguna remota distancia, donde nos busquemos: si me pierdes te encuentro, si te pierdo muerdo tus mejillas, froto tus senos de mujer con déficit de placer, o cariño, o lamidos embravecidos, de piel a piel, probando tus poros, bebiendo de ti, atrapando de ti, buscando de ti, tú, totalmente tú.
Te necesito. Te requiero. Así, mujer ajena, de infinitas complicaciones, de prohibidas sonrisas, de apariciones repentinas y largas desapariciones, de fumadas casi olvidadas, extinta, pequeña, grande, extrovertida: lo sabes, me sabes, me conoces, me manipulas, te aireas y me dejas pendiente del beso, que algún día, te quitaré.
Adherirlos al lugar donde no llega la memoria.
Tu cuerpo; quisiera adquirirlo; así en esa desnudez absoluta, como lo he vivido
En cada sueño, lo he estudiado en cada despertar: deseado mientras duermo
Vivo, y muero. Tus labios: deseo juntarme con ellos; succionarlos. Besarlos hasta que alguien anuncie que he muerto, he resucitado y volví a tomarlos.
Tu cuerpo. Quisiera dibujarme en sus horizontes humedecidos: nadar en sus afluentes azules, poseerte, como suelen ser poseídas las reinas de tronos soñados, despertados, alcanzados y perdidos.
Tus ojos: quisiera que delaten lo que llevo dentro: que me ilustren sobre el camino expedito para llegar a ti y perderte y obtenerte y llenarte y vaciarte y ser los dos en
Fuegos infinitos.
Tú totalmente tú; radiada sobre mis accidentes, lamida sobre mis amaneceres que serán como los propongas: aquí, allá, en algún lugar distante, o cercano, en alguna remota distancia, donde nos busquemos: si me pierdes te encuentro, si te pierdo muerdo tus mejillas, froto tus senos de mujer con déficit de placer, o cariño, o lamidos embravecidos, de piel a piel, probando tus poros, bebiendo de ti, atrapando de ti, buscando de ti, tú, totalmente tú.
Te necesito. Te requiero. Así, mujer ajena, de infinitas complicaciones, de prohibidas sonrisas, de apariciones repentinas y largas desapariciones, de fumadas casi olvidadas, extinta, pequeña, grande, extrovertida: lo sabes, me sabes, me conoces, me manipulas, te aireas y me dejas pendiente del beso, que algún día, te quitaré.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario