12 marzo 2007

Te vas si vuelves

Antes todo era igual. Tan igual como ahora; incluso las calles estrechas de la ciudad eran rociadas con la luminosidad de neón de las lámparas silentes y los bancos encadenados en los márgenes de la vía de adoquines que servían para sentarnos como dos chiquillos también rociados de alguna sustancia cercana al amor.

Creíamos que el amor era una sustancia intangible que nos transmitíamos de boca a boca, que iba germinándose entre nuestros líquidos vitales cuando nos retorcíamos en la cama fría repleta de agua, en una habitación también rociada de luz de neón y de brisas tenues que se filtraban por entre las persianas; porque la sentíamos. La sentíamos en nuestra epidermis, en nuestra piel y en nuestros puntos prohibidos abiertos al calor de un diluvio universal en el que iniciábamos el mundo y lo matábamos al mismo tiempo para no morirnos en el éxtasis que, sorpresivamente, también era de lluvia y de salpicaduras de neón.

Tu cuerpo era de neón. Me gustaba verlo al contraluz del aposento, entre el filo de la puerta del cuarto de baño y el aposento, porque te sentabas extenuada, con el Marlboro a flor de labios, echando humo como una chimenea, exhalando. Pensando. Miraba tu perfil; tu nariz embarrada de sombra y tu cuerpo de virgen infernal trastornando cada resquicio de mis sentidos latentes. Me insuflabas al extremo de impulsarme, abalanzarme sobre ti y desear inundarme de tus poros, ahogarme en uno de tus besos y resucitar más tarde, luego de vencidos todos los capítulos de la orgía perpetua de lo que era junto a ti y de lo que no era cuando estaba sin ti o cuando no estaba, porque, fluías como el sol y traspasabas mi cálamo, te sumergías en ese mundo torrentoso y magnífico donde surgía la sustancia del amor; húmedo filosófico, germinal y seminal.
Pero todo esto no es más que un recuerdo gris. Gris como el amanecer metálico que dejó la lluvia anoche o tal vez una noche pasada o futura que quizás no llegará o que llegó y nos minimizó en sus aguas, sin reducirnos completamente, porque pudimos derretirnos y solidificarnos una y otra vez en un incierto acontecimiento de deseos pasajeros que permanecieron y se marcharon al mismo tiempo, porque éramos lluvia, éramos agua y finalmente éramos una maquinaria de suspiros azules que nos legaron el sexo, la lascivia y el culto a la carne.

Volvimos a caminar por esa calle adoquinada, irradiada de neón y te vi tan cercana y lejana, sujetando tu ron con Coca-Cola y tu cigarrillo, adelantando los pasos y permitiendo que te persiguiera, que corriera detrás de ti, que me sumieras en tu sombra y que ascendiera hasta descubrirme solo en el aniversario de tu muerte.

1 comentario:

Anónimo dijo...

NÉSTOR MEDRANO

Todo amante de las letras que se inicia o que va trillando el camino de la consagración debe tener un escritor de cabecera. Un aspirante a escritor debe contar con ese maestro que le infunda las influencias, o lo que es lo mismo, que le indique el camino por el cual caminar en este difícil mundo de la Literatura. Esta bitácora tiene esa intención, servir de enlace entre los que se inician en el oficio y los grandes de las letras.
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Néstor Medrano
Mi nombre es Néstor Medrano, soy un periodista dominicano que ve, siente y respira la Literatura, como recurso válido para que el hombre de nuestro mundo redefina el rol que le toca en él. Pertenezco al equipo del rotativo dominicano Listín Diario y como reportero he cubierto las incidencias más importantes de los últimos ocho años en los ámbitos político, social, cultural. Fruto del trabajo realizado en los barrios marginados, en el 2004 un grupo de organizaciones comunitarias me distinguió con un reconocimiento público, junto a otros colegas de mi nación. Durante dos años fui subdirector de la revista, ya desaparecida, La Gacela, donde cobré experiencia al escribir sobre los efectos devastadores que legó el huracán Georges en septiembre del 98. Tengo tres novelas escritas: Contra Dios no se puede pelear, ¿Dónde está Johnny Lupano? y El Viejito Chistón de ojos aguados. Además el libro de relatos Cuentos de Vapor y de Sombras. nestormedrano@hotmail.com nesto6662000@yahoo.es

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12 marzo 2007

Te vas si vuelves

Antes todo era igual. Tan igual como ahora; incluso las calles estrechas de la ciudad eran rociadas con la luminosidad de neón de las lámparas silentes y los bancos encadenados en los márgenes de la vía de adoquines que servían para sentarnos como dos chiquillos también rociados de alguna sustancia cercana al amor.

Creíamos que el amor era una sustancia intangible que nos transmitíamos de boca a boca, que iba germinándose entre nuestros líquidos vitales cuando nos retorcíamos en la cama fría repleta de agua, en una habitación también rociada de luz de neón y de brisas tenues que se filtraban por entre las persianas; porque la sentíamos. La sentíamos en nuestra epidermis, en nuestra piel y en nuestros puntos prohibidos abiertos al calor de un diluvio universal en el que iniciábamos el mundo y lo matábamos al mismo tiempo para no morirnos en el éxtasis que, sorpresivamente, también era de lluvia y de salpicaduras de neón.

Tu cuerpo era de neón. Me gustaba verlo al contraluz del aposento, entre el filo de la puerta del cuarto de baño y el aposento, porque te sentabas extenuada, con el Marlboro a flor de labios, echando humo como una chimenea, exhalando. Pensando. Miraba tu perfil; tu nariz embarrada de sombra y tu cuerpo de virgen infernal trastornando cada resquicio de mis sentidos latentes. Me insuflabas al extremo de impulsarme, abalanzarme sobre ti y desear inundarme de tus poros, ahogarme en uno de tus besos y resucitar más tarde, luego de vencidos todos los capítulos de la orgía perpetua de lo que era junto a ti y de lo que no era cuando estaba sin ti o cuando no estaba, porque, fluías como el sol y traspasabas mi cálamo, te sumergías en ese mundo torrentoso y magnífico donde surgía la sustancia del amor; húmedo filosófico, germinal y seminal.
Pero todo esto no es más que un recuerdo gris. Gris como el amanecer metálico que dejó la lluvia anoche o tal vez una noche pasada o futura que quizás no llegará o que llegó y nos minimizó en sus aguas, sin reducirnos completamente, porque pudimos derretirnos y solidificarnos una y otra vez en un incierto acontecimiento de deseos pasajeros que permanecieron y se marcharon al mismo tiempo, porque éramos lluvia, éramos agua y finalmente éramos una maquinaria de suspiros azules que nos legaron el sexo, la lascivia y el culto a la carne.

Volvimos a caminar por esa calle adoquinada, irradiada de neón y te vi tan cercana y lejana, sujetando tu ron con Coca-Cola y tu cigarrillo, adelantando los pasos y permitiendo que te persiguiera, que corriera detrás de ti, que me sumieras en tu sombra y que ascendiera hasta descubrirme solo en el aniversario de tu muerte.

Publicado por nestormedrano los 5:21 PM 0 comentarios

14 febrero 2007
Dejé de existir sin tu existencia a mi lado

Desde ahora y antes que nada quiero recordarnos como en aquellos tiempos, cuando abrazados uníamos los cuerpos y caminábamos como barriendo el asfalto y las hojas secas que descolgaba el viento con la violencia tenue de la vehemencia. Todavía tengo la chaqueta manchada de café, el café que derramaste cuando quisiste que tus labios y los míos dieran una demostración pública de que estábamos juntos sin importar el gentío del restaurante y las miradas curiosas que nos penetraban con esa envidia lasciva irrefrenable. Todavía guardo en mi cartera algo de tu mirada que era la mirada de una niña que ascendía y descendía en cascada y a quien yo, me enorgullezco de ello, mostré los caminos dulces del mal y los estrechos y nunca bien ponderados del bien.
Porque ambos éramos eso; un soplo, un pálpito, un torrente sanguíneo procedente de un sistema circulatorio unificado. Guardé en mi cartera, o en alguna parte del baúl de mis recuerdos, la expresión de tu piel cuando temblaba, en aquel temblor del cielo, que resonaba a Poesía, a poesía de la carne y del espíritu, ambos fluidos, fluyentes y constantes, que se bifurcaban y nos acercaban a un tramo del cielo y del infierno, porque eso era el amor, más allá de nosotros dos y nuestras andanzas por las calles intramuros de la ciudad colonial, cerca de la puerta de la Misericordia, donde se reúnen la nostalgia de mejores tiempos y los chicos y jóvenes con el horizonte turbio de la marihuana y los tragos de ron con Coca-Cola.
Otra cosa que recuerdo es tu sonrisa. La tengo aquí zumbándome el oído izquierdo, reías, con el rostro entre esa cabellera ondulada y amarilla y mi hombro, y decías que mis chistes eran tan malos que no te que quedaba otra alternativa que llorar para verte hacerlo por simple alegría. Entonces tuis lágrimas se derramaban de esos ojos que me desnudaban desde el fondo de mis adentros, y me debilitaban, porque me mirabas con una una mirada poco común, inmerecida para un pobre mortal sin mayores aspiraciones que vivir para saber que tu vida vale la pena porque me hace vivir la mía, sabiendo que sin la tuya, hasta la sonrisa, la madrugada y la lluvia, son cadáveres natimuertos de orfandad y de profunda tristeza.
No puedo hacer nada menos que recordarnos a ambos, cuando éramos así como queríamos ser, no como somos hoy, cruzados e interrumpidos por caminos diferentes, con hogares diferentes y amores que aunque amados en cierta medida, nunca superarán esos años que estuvimos juntos, aquellos años en los que descubrimos que moriríamos los dos y que como castigo a una separación gratuita y caprichosa nos costaría vivir, simplemente vivir, como si se tratara de respirar para no dejar de existir en el mundo, aunque ya, desde hace tiempo dejamos de existir.

Publicado por nestormedrano los 6:21 PM 1 comentarios

07 febrero 2007

Esta nostalgia de lluvia


A veces amanezco con el alma arrabalizada por sentimientos confusos, por sombras grises que se convierten en nubes que estallan en lluvia, una lluvia indefinida, sin color; matizada por la ausencia de vida, desencadenante.
A veces quiero tomar un café con leche en la vieja calle El Conde pero debo huir de sus adoquines y de su atmósfera, porque esa calle, repleta de tiendas, las mejores tiendas de la ciudad, con sus edificios antiquísimos y su sol amarillo que muere en la distancia; con sus piruetas y sus buscavidas, sus niños vendiendo maquinitas de hacer burbujas y sus pedigüeños y pintores de ilusiones, éxitos y fracasos, como muchas cosas ha desaparecido.
Y me consterna. Me consterna porque no he podido verte o por lo menos verme yo mismo en el espejo pensándote, o al menos, intentando materializar eso que, quizás, puede ser un beso bañado de ambos.
Pero la ciudad despierta también negra. Oscura. Sin luz, sin luna ni bombillas que iluminen la calle repleta de sueños, sueños perdidos que se han deshojado en cada paso repetido, en cada recuerdo y en cada sombra donde creo que estuviste alguna vez o que aún estás; no sé si alucino o si me dejo arrastrar por una verdad de mentira que me oculta la historia, la verdadera e irreal historia de lo que pudo haber sucedido si esa mañana antes de irte, hubieras hecho el amor conmigo o con quien pretendo que tú creas que soy.

Publicado por nestormedrano los 12:08 AM 0 comentarios

04 febrero 2007

Juan Bosch nuestro cuentista por excelencia


Actualmente escribo sobre Juan Bosch. Pero no sobre el Juan Bosch político que fue presidente de la República y cuyo gobierno fue tumbado por los grupos que nunca entendieron cuál era su misión como un artífice importante de la democracia dominicana.
En el poco tiempo que puedo sacar fuera de mis labores de supervivencia como periodista, he profundizado en aspectos relevantes de la vida de ese hombre que, al publicar Camino Real quizás ignoraba que su impronta literaria lo haría trascender más allá de las fronteras continentales para situarlo frente a otros grandes de la narrativa fundamental, como Arturo Uslar Pietri, Rómulo Gallegos y Julio Cortázar.
Escribo no sobre el Bosch que logró fundar dos de los partidos políticos que han cimentado parte del devenir democrático de República Dominicana: el Revolucionario Dominicano (PRD) y el de la Liberación Dominicana (PLD); no sobre el Bosch que compartió escenarios con líderes demócratas mundiales que lo vieron y se solidarizaron porque como él combatían dictaduras y se ceñían sobre las cabezas las ideas libertarias propias de hombres enquistados en su admiración como el poeta y prócer cubano José Martí.
No. En el libro de ensayos que preparo, vaya osadía para un practicante todavía imberbe de la narrativa, hablo del Juan Bosch literato, lo que, por supuesto, no significa una desvinculación de su condición esencial de político, la que manifiesta aún en sus cuentos más representativos. Porque Bosch hacía narrativa social, aunque sus obras no se vistieran del color ideológico que tuvieron otros, como el poeta chileno Pablo Neruda, que se inmiscuyó con tino certero en la literatura militante.
Bosch era amigo de Neruda. Neruda lo conoció en su casa de Cuba y los presentó otro poeta monumental, Nicolás Guillén, porque en esos tiempos de Cuba, en un largo exilio que sirvió para fortalecer sus convicciones literarias, ya era un intelectual consagrado que se codeaba con lo mejor de lo mejor.
Mi ensayo tiene un objetivo: tratar desde una minúscula trinchera de difundir a Bosch como escritor. Como una de las figuras más grandes de la literatura hispanoamericana, que trascendió como lo hicieron en su tiempo Pedro Henríquez Ureña y Manuel del Cabral.
No se ha hecho. Nadie lo ha hecho. Planteo que la figura de Juan Bosch no ha sido aquilatada en su justa dimensión como literato, como el más grande literato dominicano, aunque para algunos esto sea un criterio subjetivo, lo que no invalida la veracidad de esa afirmación.
Los esfuerzos que se han hecho por difundir la obra del autor de la Nochebuena de Encarnación Mendoza, no han sido suficientes. Hay quienes lo han considerado, incluso junto a Miguel Ángel Asturias y Arturo Uslar Pietri el tríptico de narradores caribeños precursores del realismo mágico latinoamericano.
Yo comparto ese criterio. A rajatabla.

Publicado por nestormedrano los 9:22 PM 0 comentarios

03 febrero 2007

Publicado por nestormedrano los 8:20 PM 0 comentarios

11 enero 2007
Hasta luego, queridos

Para mí la Literatura es una actividad constante, cuyo ejercicio no puede interrumpirse, porque en ella cada día es tan valioso como la vida misma. Sin embargo, a partir de hoy me tomaré unos días de descanso que abarca, incluso mis actividades como periodista del rotativo dominicano Listín Diario. Este blog sigue activo para quienes desean continuar entreteniéndose con la lectura de sus cuentos y de sus narraciones.
recomiendo a quienes no lo hayan hecho, leer el fragmento de la novela "La muerte no tiene retorno", de la cual creo es un esfuerzo que no los desanimará.

Hasta febrero.

Néstor Medrano

Publicado por nestormedrano los 10:38 PM 2 comentarios

10 enero 2007
Chaos

Te ha ocurrido que unos ojos
se convierten en mirada
cuando sus luces ansían
encenderse ante los tuyos...
te ha ocurrido
sin que surjan las preguntas
o resurjan las afirmaciones:
hay un arco de calles cerradas
esquinas abiertas y edificios
de vapor y de sombras
diluidos en la transparencia
del sol...
Cuando no hay miradas
O sí las hay
cuando sí hay miradas
pero la lluvia trastorna
esta humedad de los instintos
de los instintos vivos
ante la pasión muerta de los
redimidos de las noches vacías,
los días llenos
y las tardes humanas y delirantes:
que dan al traste con nosotros
y contigo y con toda esta
cofradía de sucesos taciturnos
de mierdas pestilentes en
singular
o se termina el mundo antes
de renacer
en una aventura negra
de suicidios veloces.
Y me pregunta con la voz tenue
soliviantada por esas alas sin
plumas que son huesos del
infierno secreto
de mis días y los tuyos
que son los suyos y de aquél
y de este tropel de palabras
mortecinas, que se apagan
sin lumbre y sin huecos
para aparcar el automóvil:
en este final filial de apetencias
de mujeres y hombres amañados
por el vicio del dolor
que todo lo ha devorado
con sus calambres y moratones
con sus presencias físicas
de cadáveres cuyos dueños
nunca tuvieron vida: sólo cruces
apalmadas de martirio
de orgasmos e interludios amarillos
y ellos, se quedaron sin voz
para la protesta.

Publicado por nestormedrano los 8:00 PM 0 comentarios

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Acerca de mí

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Periodista, escritor, ganador del Premio Único de Poesía de la Centenaria Alianza Cibaeña de Santiago de Los Caballeros y autor de la novela infantojuvenil Héroes, Villanos y Una aldea, publicada por el Grupo Editorial Norma. Reportero del matutino dominicano Listín Diario.