Recientemente he leído la información de que Marcio Veloz Maggiolo, una de las firmas más representativas de la novelística criolla será propuesto al Comité Nobel para su consideración como candidato al más codiciado y prestigioso galardón literario mundial.
La propuesta hecha por el presidente de la Academia Dominicana de la Lengua, doctor Bruno Rosario Candelier, constituye uno de esos hechos que nos sorprenden, no por sus alcances ni por sus ribetes de optimismo, sino porque es el inicio de una tentativa por colocar la Literatura Dominicana, en este caso la novelística dominicana, en un lugar preponderante. En el país hemos perdido mucho tiempo.
Se perdió tiempo y se desperdició el talento universal de una cuentística cimentada en los escritos de Juan Bosch, considerado desde hace muchas décadas como uno de los maestros del género, creador de unas líneas teóricas sobre el arte de escribir cuentos, arte narrativo que consideró el tigre de la fauna literaria, por las dificultades técnicas y conceptuales que demanda a la hora de ser forjado por la tinta en el papel.
Juan Bosch, con una interminable obra narrativa, ensayística, sociológica y de fecundación de praxis política, tenía el perfil para ser Nobel. La calidad e intensidad de sus cuentos, y de sus novelas, el manejo técnico que logró alcanzar en esa materia, y la universalidad de su nombre-conocido no sólo en un grupo importante de países, sino con la amistad de gigantes de la Literatura como Nicolás Guillén, Pablo Neruda, Rómulo Gallegos, tuvo la consagración de compilar, entender y organizar la obra literaria de Eugenio María de Hostos, un antillano que coincidía con sus aspiraciones de una América culta y desarrollada a nivel educativo.
Bosch ni otros como Manuel del Cabral, uno de los grandes exponentes de la Poesía Negroide, con un talento que recorrió las plazas más importantes del exterior; Pedro Mir, con su aliento de Poesía del hombre social, de los desheredados de la tierra, conformaron una estirpe de estatura universal, para cualquiera de esos galardones, que otros literatos menores del Caribe y de otras latitudes ganaron con menos méritos.
En Marcio Veloz Maggiolo convergen todas las corrientes del intelectual recio, de pensamiento academicista desarrollado, de un olfato para el detalle descriptivo en sus narraciones y para ambientarnos en épocas rudas para el país y para esa parte de la capital compuesta por Villa Francisca, que tantas nostalgias ha inspirado en más de uno de sus textos: Materia Prima, Ritos de Cabaret, Uña y Carne; o metáforas de una vivencia pedregosa, adolorida y sangrante, como la expresada en De abril en Adelante, recapitulación de hechos del yugo del interventor contra el intervenido y esa proeza metafórica y desgarrante que fue “Los Ángeles de Huesos. Creo, de manera particular y ya lo había escrito antes, que Veloz Maggiolo es un novelista terminado al ciento por ciento, y la respuesta a los que se preguntan, claro sin despojarse de prejuicios, si existe una novelística dominicana. Existe.
Don Marcio es su máxima expresión. Como escritor joven me apresuro y apresuro mi juicio: Marcio Veloz Maggiolo es el mayor novelista de República Dominicana. Su obra está implícitamente vinculada a los fenómenos sociales de la primera y la segunda mitad del siglo veinte. Es en materia de largo aliento narrativo vinculante con obras de la importancia de La Sangre, de Tulio M. Cesteros, y de Enriquillo, de Manuel de Jesús Galván, tildada como la mejor novela escrita en tierra dominicana.
Los dominicanos que vadeamos las dificultades tradicionales para hacer Literatura, que estamos avanzando a pasos de hormigas a través de la red, debemos convertir este esfuerzo del doctor Bruno Rosario Candelier en una realidad que deje su marca, como Veloz Maggiolo, ya lo hizo desde hace décadas.
Sobre él
Este novelista, cuentista, ensayista, dramaturgo, poeta, periodista, Licenciado en Filosofía por la Universidad Autónoma de Santo Domingo, Arqueólogo, Doctorado de Historia de América por la Universidad de Madrid, ha hecho confluir su pasión con su actividad profesional, estamos hablando del afamado escritor dominicano Marcio Veloz Maggiolo.
Néstor Medrano
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