12 noviembre 2006

Espero

Me entristece verte así, como estás hoy, con el rostro lleno de sombras y los labios apretados, extenuando el aliento; matando esa risa tan tuya que, según creí, alguna vez fue mía. No puedo siquiera suponer que la distancia se extenderá sobre nosotros y marcará sus huellas hirvientes, por las brasas de las lágrimas, en este pedazo de existencia, que un poco dejó de ser vida cuando lo decidiste: partir desde el principio de nuestros amores y llegar al irreconciliable cerco de la separación.
Junto a ti, a tu recuerdo, quiero decir, me unto de esa nostalgia que irrumpe en la maquinaria de mis sentimientos y remueve las hojas secas de este árbol caído, dañado y sin sangre circulando que soy yo desde el ángulo no fortuito, sino premeditado de tu silencio.
Porque fuimos juntos muchas partes de ambos y de nosotros dos sin dividirnos, premeditándonos en cada movimiento, en cada mirada entrecruzada y en cada beso viajero que se enredaba más que a la lengua infinita de nuestros humores, al pánico agradable del descubrimiento de los primeros planos del amor o del sexo, de la lascivia y de la humanidad que nos arrastraba hasta sofocarnos en las sábanas blancas de las unificaciones y los bramidos y los resuellos desencadenantes de la hombría y la mujeritud que irradiabas en cada vapor de tus poros y tu piel.
Y ahora te decides a abandonar aquellas cosas impensadas, aquellas cosas que nos definen a los dos como si ambos fuéramos uno solo, que palpita y se desencadena en nosotros mismos, porque la confusión tiene sus momentos y los exalta y los enrosca y los envuelve en los abismos telúricos del daño y la traición.
Pero yo estaré allí, situado en el mismo lugar. Frente a la mesita de madera caoba donde montaba la copa de ron con Coca-Cola y fumaba mis cigarrillos precisos, escuchando quizás un poquitín la voz candencisa y desembarazada de José José y su anda y ve, te está esperando anda y ve, no lo hagas por mí, que al fin y al cabo, sólo soy tu amigo. Anda y ve, te veo nerviosa, anda y ve y que sientas con él, lo que en su día, tú sentías conmigo...
Mi trago que cae, se desliza por mi garganta, lenta y despaciosamente, mientras te espero y espero que dobles el rostro y olvides esas ideas y que esas ideas no sean malas ideas sino buenas ideas, al menos vinuculantes, memorativas, llenas de recuerdos del presente y de esos presentes que aún el reloj y el tiempo no han provocado.
Así que espero, espero.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Admirado Nestor. Felicidades por esta tu pagina y por tus muchos exitos literarios, que sigo encantada.

Queria preguntarte si consideras importante para un escritor que empieza, hacer uso del Colmado.

Un beso.

Anónimo dijo...

Claro que debemos hacer uso del colmado, incluso anotarnos para hacer crédito, coger cometibles y pagarlos a plazos.

Powered By Blogger

Acerca de mí

Mi foto
Periodista, escritor, ganador del Premio Único de Poesía de la Centenaria Alianza Cibaeña de Santiago de Los Caballeros y autor de la novela infantojuvenil Héroes, Villanos y Una aldea, publicada por el Grupo Editorial Norma. Reportero del matutino dominicano Listín Diario.