08 noviembre 2006

No escribo para todo el mundo

Cuando decido publicar parte de mis textos en este blog, destinado en esencia a ser un vehículo difusor de mi literatura personal, lo hago porque es necesario sacar de adentro toda esa corriente que transita por mi sangre, para satisfacerme a mí mismo y a los lectores que me dispensan el favor de su atención.
Los que ejercemos el oficio de la Literatura estamos en la obligación de no quedarnos callados, de expresar nuestras ideas y de hacerlo de la manera más humilde posible, sin que con esto pretendamos mostrar una percepción confusa de cobardía o de genuflexión. El comentario viene a colación por los criterios expuestos por algunos de mis lectores. Unas veces me veo en la obligación de suprimir algunos, no por la inclemencia de los ataques hacia mis textos, sino por respeto a los verdaderos lectores.
Veo en este blog la posibilidad de publicar mis textos eminentemente literarios. Ni siquiera he querido desvincular su naturaleza con artículos periodísticos de actualidad noticiosa, como periodista que soy y que, gracias a Dios, me gano la vida hace más de ocho años, mala o medianamente, con los esfuerzos del periodismo, las crónicas y las entrevistas, es decir, con mi pluma. Y veo esta posibilidad como una alternativa educativa, por lo que no puedo responder a criterios agrios y ácidos de lectores inconsecuentes, que al menos, aunque sea para lanzar sus dardos me prestan atención, por lo que no puedo rebajarme hasta sus niveles, porque pretendo que este espacio sea fuente de educación, para quienes inician el camino.
Un blog debe tener como premisa fundamental la interactividad en el espacio, la formación de comunidades que además opinen sobre temas ligeros. Mi intención sin embargo, sale de esas pretensiones. Me gustaría escribir, para que otros lean y para que otros escriban, pero que escriban Literatrura. La red puede ser maravillosa en ese sentido.
Nunca me veré inclinado ante la insidia que desean imponer los vagos, nunca me veré arrodillado ante la cáfila de seres malignos que serpentean por este mundo amplio que es la supercarretera de la Internet. He descubierto que si bien la mediocridad campea con fuerza imbatible por estos lares, que hoy día se produce y consume de manera furibunda una literatura basura, sin la más remota presencia de la expresividad literaria ni su sustancia esencial y efectiva. He descubierto que hoy, a diferencia de otros tiempos y con el pretexto maldito del postmodernismo, una pléyade de aficionados oficiantes se lanzan al mundo editorial, con el consabido rechazo, por supuesto, de los lectores reales y que otros tantos intentan publicar sus arrebatos, que en la mayoría de los casos son verdaderos atentados contra el arte, la Literatura y la pasión literaria.
Lamento decirlo, pero creo que el exceso de vínculos y canales abiertos han contribuido en buena parte a esa masificación de la cultura. Hay verdaderas amas de casa escribiendo y publicando en portales de Internet; claro que la digna condición de ama de casa no le quita peso a la creatividad, pero tampoco podemos enfilar el camino hacia una ruta transgresora, en la que todos escriben, sin distinguir siquiera lo más elemental del difícil arte de la palabra.
No hay una edad para escribir, es cierto, pero más cierto es que el tiempo y la práctica larga y constante son las que determinan la calidad en un escritor y en su quehacer cotidiano. La madurez se logra con el tiempo con la praxis, como dicen los teóricos y nadie puede inventar, a menos que se trate de un genio de corto plazo, pues los genios son aquellos que trabajan y maduran con el tiempo.
Los genios no salen de lámparas mágicas ni de escuelas de retazos humanos.
Mientras, yo me muestro contento y por lo menos saludo la presencia de aquellos que se pasean por este, mi espacio, que es el de todos.

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Acerca de mí

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Periodista, escritor, ganador del Premio Único de Poesía de la Centenaria Alianza Cibaeña de Santiago de Los Caballeros y autor de la novela infantojuvenil Héroes, Villanos y Una aldea, publicada por el Grupo Editorial Norma. Reportero del matutino dominicano Listín Diario.