03 diciembre 2007

Porque te llevo en las entrañas


Sí. Eres mi confusión

Hay muchas palabras. Quizás, pocas. No sé. No sé si las palabras pueden conducirme a ti, porque te muestras difícil, soberbia y difícil. Hermosa. Surgen las preguntas y las respuestas y me dices: es confusión lo tuyo. Sólo confusión. Puede ser confusión amarte desde que despierto hasta la última gota del día. Puede ser confusión si me pregunto por ese perfume que me embriaga a cada instante, que viene con la brisa navideña y se cuela por toda mi piel; es el olor de tu piel que imagino de mujer en carne viva, con pasiones contenidas, con la sangre en constante ebullición, con los poros suspirando ardores de amores todavía no experimentados. Es tu piel con la que quisiera cubrir mi piel; son tus labios, con los cuales quisiera confundir los míos, bañar tu sonrisa con la mía, hundir tu cuerpo con el mío. Es confusión me dices. Y te sueño como si fueras esa experiencia vital que esperaba, esa parte que me inyectará las energías y los bríos que ya estaban guardados en algún lugar de la soledad, de esta soledad que, a pesar de mis bullicios y mi risas sonoras, siempre me rodea. Hay muchas palabras para definir esto que siento: incontrolable. Lo preciso, en este momento es que quiero quererte y en el fondo dejar de amarte; porque amarte es abandonarme a la deriva, dejarme solo conmigo mismo y tu indiferencia de mujer bella, diabólicamente bella, con el poder en las manos para decidir sobre mí. Puedes hacerlo y confirmarlo. Nadie más importante que tú en estas horas; fuera de todo mi entorno normal y rutinario, mis cosas cotidianas, mis costumbres de hombre encerrado en mí mismo y en dos o tres amigos casi inclasificables. Nadie más importante que tu sonrisa, nadie más importante que tu boca; nadie más importante que tu origen y tu fin, que tu procedencia y tu rasgo femenino, que tu propia debilidad de mujer infinita. ¿No sabes que al despertar en las madrugadas me motiva el hecho de verte en los próximos minutos? ¿Ignoras que me acuesto con tu sonrisa fija entre ceja y ceja, como si la hubieses pintado con un beso de tus labios? Eso para mí es el amor. Un amor de una vía. Pero amor al fin y al cabo; hacerlo de dos, depende, de ti.


Néstor Medrano

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gordis, lamentable no puedo quererte como quieres pero sólo te puedo ofrecer una amistad sincera y sin condiciones. Gracias por quererme bien.

Abrazos...

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Acerca de mí

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Periodista, escritor, ganador del Premio Único de Poesía de la Centenaria Alianza Cibaeña de Santiago de Los Caballeros y autor de la novela infantojuvenil Héroes, Villanos y Una aldea, publicada por el Grupo Editorial Norma. Reportero del matutino dominicano Listín Diario.